EN EL 238 ANIVERSARIO DEL NATALICIO DEL PADRE DE LA
PATRIA.
MIS
LECTURAS SOBRE SIMÓN BOLÍVAR
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
De
los libros sobre El Libertador algunos se han quedado para siempre en mi
memoria. Para conocer la vida íntima de Bolívar lo mejor es el Diario de
Bucaramanga de Luis Perú de Lacroix, quien en 1828 se convirtió en la sombra
del Libertador y les seguía a todas partes, incluso hasta el dormitorio. Por
este diario sabemos que Bolívar le gustaba comer arepas, hacía el mismo sus
ensaladas, rechazaba la mantequeilla, de vez en cuando levantaba una copa de vino, le encantaba jugar a las cartas;
y cuando se enojaba su palabra preferida era “coño” (¿y para quién no es la
preferida cuando estamos bravos?).
2
La
biografía del colombiano Indalecio Liévano Aguirre (“Bolívar”) es una de los más completas porque nos
retrata al héroe de carne y hueso a través de muchas anécdotas sin que el rigor
científico de la obra sea alterado: Bolívar le caía mal a Andrés Bello y a Humboldt
, por ejemplo. Por supuesto, ambos
personajes cambiaron de opinión con el tiempo.
3
“Mocedades
de Bolívar” de Rufino Blanco Fombona es un recorrido muy fresco de nuestro personaje.
La afición de Bolívar por montar a caballo era tanta desde su más tierna
juventud que le pusieron por sobrenombre “culoehierro”.
4
Hay dos novelas interesantes: la de Gabriel
García Márquez (“El general en su laberinto”), muy criticada por Cabrujas, pero
que nos muestra al Bolívar derrotado por la enfermedad, aprovechada por sus
enemigos liliputienses para llevarlo a la tumba. La otra es la del ruso
Vladímir Gúsev ( “Simón Bolívar , horizonte de Libertad”.), diseñada a través
de las narraciones de algunos personajes del entorno de Bolívar. En el espíritu
literario de la anterior está concebida la obra de teatro “La última audiencia”,
de Adolfo Rodríguez, y que nos muestra a Bolívar en su lecho de muerte
hilvanando sus ideas en medio de la confusión mental que le provoca la
enfermedad.
5
El ruso José Lavretski, famoso espía soviético
(lo supimos después que la KGB desclasificó sus documentos) que tomó parte en
los preparativos para asesinar a Trotsky y luego se convirtió en escritor y académico (lo
conocí en Moscú en su profunda vejez y hasta me autografió algunos de sus
libros) publicó una biografía de Bolívar
en la que yo destaco un retrato del héroe realizado en Moscú en 1829,
con la peculiaridad de que no se parece ni al de José Gil de Castro (el más
exacto, según el propio Bolívar) ni a ninguno de la colección Boulton. En
realidad se parece a un campesino ruso en traje militar.
6
En
“Acción y utopía del hombre de las dificultades” de Miguel Acosta Saignes, Bolívar es
analizado desde la perspectiva del marxismo (como en el libro del cubano
Francisco Pividal: “Bolívar, pensamiento precursor del antiimperialismo”) y yo
lo veo con una especie de Job, ese personaje bíblico que es sometido a todo
tipos de pruebas y obstáculos por Dios; pero, sin embargo, sigue adelante con
la fe y convicción de que saldrá
airoso.
7
Y
ya que hablamos de marxismo es bueno recordar la peor biografía que he leído
sobre nuestro máximo héroe: la de Carlos Marx y que se llama “Simón Bolívar y
Ponte”. Está escrita con mediocridad, ligereza y hasta con envidia. Bolívar es
un don nadie, según el alemán. El desaparecido Instituto de Marxismo-leninismo
de la también desaparecida URSS hizo algunas aclaratorias. Algo así como que
Marx se estaba muriendo de hambre y quiso matar un tigrito y los
norteamericanos le entregaron con mala
intención unos panfletos antibolivarianos como bibliografía. Eso es increíble
porque Marx (lo que digo es una perogrullada) era muy estricto, riguroso y
metódico a la hora de hacer investigación histórica.
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