miércoles, 4 de agosto de 2021

LA CASA DE ASTERIÓN

 


 

LA CASA DE ASTERIÓN. SEPTIMO CUENTO DEL ALEPH

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

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George Orwell dijo que la historia la escriben los vencedores. Wáter Benjamin planteó en sus Tesis de filosofía de la historia (1937) que los derrotados tienen y deben reescribir esa historia para reivindicarse. Jorge Luis Borges ha reescrito el relato mitológico sobre el minotauro de Creta y nos da su versión a través de sentimientos como la soledad, la muerte, la otredad y la empatía.

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La casa de Asterión es un relato muy breve, incluso brevísimo , pero cuya significación es inabarcable ; y es por eso que se han escrito miles de páginas para analizarlo. Borges dijo mucho en apenas una cuartilla. (Antón Chéjov afirmó: “El arte de escribir consiste en decir mucho con pocas palabras).

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 Asterión habla de sí mismo para justificarse y demostrar que él no es el monstruo del que hablan los mitólogos: “ Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias. ”. El lenguaje de Asterión es sublime y altamente poético, Sólo los verdaderamente perdedores recurren a la poesía. Recordemos Cien años de soledad: el coronel Aureliano Buendía desató treinta y dos guerras y las perdió todas, al mismo tiempo que escribía versos.  Entre combate y combate garrapateo cinco tomos de poemas; y ya al final de su gesta bélica tenía un baúl lleno con sus cuartillas líricas. Todo esto ratifica la platónica sospecha de que la poesía es la distorsión de la realidad para consuelo de los derrotados: cuando Aureliano se dispone a sacrificar su obra literaria de toda la vida ante el altar de Hefesto afirma que los poemas “son cosas que se escriben para uno mismo”.

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“No me interesa lo que un hombre pueda trasmitir a otros hombres; como el filósofo, pienso que nada es comunicable por el arte de la escritura. Las enojosas y triviales minucias no tienen cabida en mi espíritu, que está capacitado para lo grande; jamás he retenido la diferencia entre una letra y otra. Cierta impaciencia generosa no ha consentido que yo aprendiera a leer. A veces lo deploro, porque las noches y los días son largos”.

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 “La casa es del tamaño del mundo; mejor dicho, es el mundo”. Algo muy parecido a esta frase una vez leí en el frente de la residencia de una señora italiana :

“La mia casa puó sostitoire il mondo, pero il mondo non puó sostituire la mia casa”.

 

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