KANT
EN 90 MINUTOS
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
En
el libro “Kant en 90 minutos (1996) del filósofo inglés Paul Strathern (1940) no
sólo se habla de las tesis del penador alemán, sino también de muchos aspectos
curiosos de su vida personal.
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Immanuel
Kant nació el 22 de abril de 1724 en la ciudad báltica de Königsberg (hoy Kaliningrado,
en Rusia).
2
En
1755, a la edad de treinta y un años, pudo por fin Kant graduarse en la
Universidad de Königsberg. Kant pudo ahora asumir el puesto de privat-dozent
(profesor auxiliar) en la universidad. Se mantuvo en la cátedra durante los
quince años siguientes, llevando una existencia académica de soltero y de
incesante esfuerzo. Durante este periodo enseñó principalmente física y
matemáticas y publicó tratados sobre una amplia gama de temas científicos, que
incluían los volcanes, la naturaleza de los vientos, la antropología, las
causas de los terremotos, el fuego, las edades de la tierra, y hasta los planetas
(de los que predijo que algún día serían habitados y que las especies de inteligencia
más elevada se desarrollarían en los más lejanos del sol).
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El
estilo de la escritura de Kant es notoriamente prolijo y difícil, pero sus
clases
eran, según todos los relatos, lo opuesto.
-Las
conferencias de Kant causaban sensación, y su fama se extendió pronto, estimulada
por un raudal de tratados sobre temas científicos. Sus célebres cursos de verano
sobre geografía atraían siempre gentes de fuera de la universidad, y así continuó
durante más de treinta años, de modo que Kant se estableció como el primer catedrático
de geografía física, a pesar de que nunca en su vida vio una montaña, y es posible
que tampoco el mar abierto (que distaba unos treinta kilómetros de su ciudad).
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Kant
se puso también a dar clases de filosofía, y aquí se vio pronto que había viajado
muy lejos por los territorios hostiles de la ética y la epistemología.
Kant
fue nombrado Profesor de Lógica y Metafísica en 1770.
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En
palabras de Heine: “Levantarse, tomar café, escribir, las clases, comer,
pasear, todo tenía su hora fija. Y cuando Immanuel Kant, en su casaca gris, en
la mano el bastón, aparecía a la puerta de su casa e iniciaba su paseo hacia la
pequeña avenida de tilos que aún se llama ‘El paseo de los filósofos’, los
vecinos sabían que eran exactamente las tres y media. Se
paseaba arriba y abajo en cualquier estación, y si el tiempo era malo, o nubes
grises
amenazaban lluvia, se podía ver a su viejo criado Lampe correteando detrás
inquieto,
con un gran paraguas bajo el brazo, como un símbolo de prudencia”.
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En
1781, Kant publicó por fin su Crítica de la razón pura, considerada generalmente
como su obra maestra. Pero no todo el mundo la recibió con entusiasmo. Cuando
Kant le envió una copia del manuscrito a su amigo Herz, éste se lo devolvió
leído sólo hasta la mitad. Herz dijo que habría arriesgado perder su salud mental
de haber seguido leyendo la obra de Kant.
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Los
empiristas afirmaban que todo conocimiento se adapta a la experiencia; Kant le
dio la vuelta brillantemente al decir que la experiencia debe adaptarse al
conocimiento.
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Según
Kant, el espacio y el tiempo son subjetivos. Son nuestro método de percibir el
mundo. En cierto modo son como anteojos inamovibles, sin los cuales no podemos
dar sentido a la experiencia.
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Kant
explica que hay doce “categorías” (así las llama) que funcionan independientemente
de la experiencia y las cuales llegamos a concebir mediante el entendimiento.
Cualidad, cantidad y relación son algunas de ellas. Son también como anteojos fijos.
No podemos ver el mundo sino en términos de cualidad, cantidad, etc. Pero a
través de estos anteojos fijos sólo podemos ver los fenómenos del mundo, nunca
percibimos los noúmenos, la verdadera realidad que soporta o da origen a estos fenómenos.
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Por
“razón pura” Kant quiere decir razón a priori, esto es, algo que se puede
conocer previamente a la experiencia. Hume había negado la existencia de
semejantes entidades trascendentales (es decir, las que “trascienden” la experiencia).
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Todas
las cosas que percibimos son sólo fenómenos. La cosa en sí misma (el noúmeno),
que soporta o da origen a los fenómenos queda por siempre incognoscible.
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La
poesía no rimada era simplemente prosa que se había vuelto loca.
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Aspectos
médicos:
Por
entonces, Kant se estaba acercando a los setenta, y años de práctica habían perfeccionado
su hipocondría hasta el punto de convertirle en un maestro en el arte. Todos
los meses requería del jefe de policía de Königsberg las últimas estadísticas
de mortalidad y con ellas calculaba su propia esperanza de vida. Estaba
convencido de que el estreñimiento nublaba su cerebro y añadió a su almacén de
medicinas, del tamaño de un laboratorio, una impresionante serie de laxantes.
Leía ávidamente en los periódicos las informaciones de los últimos adelantos
médicos a fin de determinar si tenía alguna enfermedad nueva. Kant fue sin duda
una persona rara. No sucede con frecuencia que un hombre demuestre genialidad
tanto en su trabajo como en sus manías. Algunos colegas de la facultad alarmados,
que intentaron disuadirle de sus manías, fueron rápidamente puestos en su
sitio. Kant sabía más de enfermedades que un simple profesor de medicina de la
Universidad de Königsberg. En esta materia, como en todas las demás, Kant no
toleraba que se le contradijera. (A diferencia con
otros
igualmente sufridos egoístas, tenía invariablemente razón, y lo sabía).
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No
tenía miedo al suicidio, pero era un error moral. Sufría cada vez más de pesadillas
nocturnas. Todas las noches se sentía, en sueños, rodeado de salteadores y acechado
por asesinos. Los síntomas de paranoia eran evidentes.
0-0-0
Kant
era ya una figura triste con sus grandes facultades debilitándose. Se ha dicho que
la hipocondría es un mecanismo de defensa contra la paranoia. Sin embargo, a pesar
de la práctica diligente y exhaustiva de esta manía, la paranoia de Kant se iba
imponiendo gradualmente. Empezó a sentir presión en el cerebro, que pensó era debida
a una rara forma de electricidad en el aire. (Según Kant, esta misma electricidad
era responsable de la epidemia de gatos que se había desatado recientemente en
Copenhague y Viena). Estos enredos con “poderes eléctricos” se suelen asociar
con la esquizofrenia.
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Le
encantaba observar los pájaros, y era capaz de esperar pacientemente su regreso
cada primavera.
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La
metafísica se ocupa de todo lo que trasciende al mundo físico de la experiencia.
Como es algo que no se puede comprobar los filósofos modernos la rechazan. Hume dudo de todo lo que no pudiera confirmar
por propia experiencia (Dios, por ejemplo).
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Kant
llama a priori a los juicios que son necesarios y universales. Tienen que ser
verdaderos antes de toda experiencia y sólo la razón interviene al hacerlos.
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El
imperativo categórico: “Obra sólo de acuerdo con la máxima por la cual puedas
al mismo tiempo querer que se convierta en ley universal”.
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Las
clases de geografía: mezcla de realidad con fantasía.
Lo
que sigue contribuye en mucho a explicar la popularidad de que gozaban las clases
de geografía de Kant entre los ciudadanos de Königsberg. Fue escrito por el Dr.
J. H. Stirling, miembro británico, en el siglo XIX, de la Sociedad Filosófica
de Berlín.
[En
sus clases de geografía, Kant] no puede dejar de referir algunos de los hechos más
interesantes de que ha tenido noticia… Los negros nacen blancos, salvo un
anillo alrededor del ombligo. El ibis muere cuando sale de Egipto. El león es
tan noble que no pone su zarpa sobre una mujer… El agua de El Cabo es tan pura
que permanece dulce cuando se la trae a Europa. Si se hace una copa de cuerno
de rinoceronte, cualquier veneno la romperá… En las Islas Canarias hay un árbol
que nunca se pudre, ni en tierra ni en agua. Hay un molusco en Italia que da
tanta luz que se puede leer. En el Languedoc hay una fuente de agua termal que
saca polladas… Las bestias salvajes sólo comen negros en Gambia, y dejan en paz
a los blancos. Los negros de América son inmensamente aficionados a comer carne
de perro, y todos los perros les ladran.
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