AURORA: REFLEXIONES SOBRE LOS
PREJUICIOS MORALES. (1881)
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
“Un libro como este no se ha escrito
para ser leído de prisa, de un tirón, ni en alta voz. Hay que abrirlo muchas
veces, sobre todo mientras paseamos o viajamos. Es necesario poder sumergirse
en él, mirar luego a otra parte y no encontrar a nuestro alrededor nada de lo
que nos es habitual”.
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“Aurora. Reflexiones morales” fue
publicado por Nietzsche en 1881. Primero llamó su obra “Sombra de Venecia” ,
pero un verso del Rig Veda lo hizo cambiar de opinión. En cinco capítulos y 575
aforismos habla de las costumbres, la moral, los preceptos morales, las
virtudes y su origen, la fe, la historia universal, la crueldad, el
conocimiento, la genialidad y la locura, la belleza, los animales, el
matrimonio, el pecado, la evolución del hombre, el espíritu definido como todo
lo que nos une a la naturaleza, el origen de las religiones (Arremete el largos
párrafos contra el cristianismo), la música, la cosa en sí kantiana, la
compasión (la ataca despiadadamente; no obstante, tuvo compasión con un caballo
cuando finalizaban sus días de lucidez, y sus amigos y familiares le tuvieron
gran compasión cuando enfermó.), las razas, el amor, la fisiología del sueño,
las comidas, el suicidio, y cualquier otro tema filosófico o simplemente de la
vida cotidiana.
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“¡Hay tantas auroras que aún no han
despuntado!”. (Rig Veda).
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“Aurora marca un hito entre un mundo
antiguo y un mundo nuevo”.(Lou Andreas-Salomé.)
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“La crítica de Nietzsche a la moral se centra
en un remontarse a las fuentes, método llamado genealógico que, según Jean
Beaufret, fue el más constantemente empleado por Nietzsche. Es de añadir que
esta genealogía no implica solamente una historia —aun cuando pueda, y aún
deba, suponer una historia—, sino, sobre todo, un bucear en el ser del hombre
como individuo histórico”. ( Enrique López Castellón).
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Las cuatro virtudes cardinales nos
exigen: que seamos leales con nosotros mismos y con los que siguen siendo
amigos nuestros; valientes frente al enemigo; generosos con el vencido;
corteses en todo momento
6
-El cristianismo convirtió las
desgracias en pecados.
-Dios creó al hombre. El hombre creó el
pecado, entonces Dios es el abuelo del pecado.
-Dios no es claro ni preciso en su
revelaciones.
-Cada uno puede cumplir el papel de
Dios como confesor.
7
Este libro es obra de un hombre
subterráneo, de un hombre que taladra, que socava y que roe.
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Un libro y un problema como estos no
tienen prisa; además, tanto mi libro como yo somos amigos de la lentitud. No en
vano he sido filólogo, y tal vez lo siga siendo. La palabra “filólogo” designa
a quien domina tanto el arte de leer con lentitud que acaba escribiendo también
con lentitud
9
Leer bien, es decir, despacio,
profundizando, movidos por intenciones profundas, con los sentidos bien
abiertos, con unos ojos y unos dedos delicados. Pacientes amigos míos, este
libro no aspira a otra cosa que a tener lectores y filólogos perfectos.
¡Aprended, pues, a leerme bien!
10
El dolor tiene algo de humillante.
11
Unos gobiernan por el placer de
gobernar; otros, para no ser gobernados.
12
Los mendigos molestan cuando no les das
limosnas, y también cuando les das.
13
Historia:
- Facta!
¡Si facta, ficta! El historiador no tiene que considerar los acontecimientos
tal como se han producido, sino como él cree que sucedieron, pues así es como
ejercen un efecto. Lo mismo ocurre con los presuntos héroes. Lo que llamamos
historia universal no es más que la exposición de opiniones presuntas sobre
hechos también presuntos, que, a su vez, han generado opiniones y hechos cuya
realidad se esfuma de inmediato, no obrando más que como un vapor. Es un
constante producir fantasmas entre las espesas nubes de una realidad
impenetrable. Todos los historiadores cuentan cosas que no han sucedido más que
en su imaginación.
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Las cosas más simples son las más
complicadas, por mucho que ello nos asombre.
15
La
moral no es otra cosa que la obediencia a las costumbres, cualesquiera que
sean, y estas no son más que la forma tradicional de comportarse y de valorar.
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Locura:
-Casi siempre ha sido la locura la que
ha abierto el camino a las nuevas ideas, la que ha roto la barrera de una
costumbre o de una superstición venerada.
17
El pensador precisa imaginación,
arrebato, abstracción, espiritualidad, inventiva, presentimiento, inducción,
dialéctica, deducción, crítica, división del material, pensamiento impersonal, contemplación
y síntesis.
18
Medicina:
La enfermedad más grave que padecen los
seres humanos tiene su origen en la lucha contra las enfermedades: a largo
plazo, los presuntos remedios ocasionan consecuencias peores que las que
trataban de evitar. Por ignorancia se han considerado como remedios narcóticos
y anestésicos de acción rápida, a los que se ha llamado calmantes, sin caer en
la cuenta de que no tenían un carácter puramente curativo. No se ha considerado
que este alivio pasajero produce a veces una profunda y generalizada alteración
de la salud; que el enfermo padece los efectos de la embriaguez; luego, los de
la ausencia de esta, y, por último, una sensación de ansiedad y opresión,
temblores nerviosos y malestar general.
19
Es peligroso fijar los conocimientos
por debajo de los sentimientos.
20
“No quiero ser esclavo de un apetito”,
escribió Byron en su diario.
21
Quien sufre mucho y se siente, en
cierta medida, prisionero de su dolor, mira hacia afuera con extrema frialdad.
22
Vivir es inventar.
23
La vida en estado de vigilia no posee
la misma libertad de interpretación que la vida del ensueño, pero menos poética.
24
Confundimos las cosas al llamar
compasión al dolor que nos causa el espectáculo de la miseria ajena, que puede
ser de muchas clases, pues semejante dolor no lo sufre quien nos lo produce;
nos pertenece, como a él le pertenece su miseria.
25
Observar y tomar como si fueran
nuestros los acontecimientos de la vida de los demás, reivindicando una
filosofía de la compasión, nos arruinaría en poco tiempo.
26
El duelo es la única forma honrosa de
suicidio que nos queda. La pena es que constituye un medio poco directo y no
siempre seguro.
27
Por lo general no hay nada más eficaz contra
el amor que el viejo y radical remedio de corresponder a ese amor.
28
El arte es autoengaño voluntario.
29
El individuo de hábitos aristocráticos,
sea hombre o mujer, no se entrega al abandono, recostándose, por ejemplo, en
los cojines del vagón, cuando viaja en tren, ni da muestras de cansancio por
estar de pie horas enteras en la corte; decora y dispone su casa, no guiándose
por la comodidad, sino para que produzca la impresión de que se trata de algo
amplio e imponente, de una morada apta para alojar a seres más grandes y más
longevos que el común de los mortales.
30
El filósofo antiguo decía: Nihil
admiran (“No hay que admirar nada”). Esta frase encierra toda una filosofía. Un
alemán, Schopenhauer, llega a afirmar lo contrario: Admiran est philosophari (“Filosofar
es admirar”).
31
A los que sueñan con la inmortalidad: Bastaría que hubiera un solo hombre que fuese
inmortal para provocar en todo lo que le rodease tal repugnancia, que generaría
una verdadera epidemia de suicidios.
32
En cuanto hay un hombre desgraciado,
acuden a él las personas compasivas a lamentar su desgracia. Cuando al final se
van satisfechas y edificadas, se han repuesto del espanto del desdichado y de
su propio espanto, amén de haber pasado una buena velada.
33
El miedoso no sabe lo que es estar
solo. Detrás de su silla, tiene siempre a un enemigo.
34
El demonio que tortura a los hombres no es el
deseo ni la necesidad, sino el amor al poder.
35
Se piensa mejor las cosas desde
perspectivas lejanas.
36
El amor nos inclina íntimamente a ver
en el prójimo hermosas cualidades y a elevarle todo lo posible.
37
La costumbre de ser hospitalario ha de ser
explicada como un intento de neutralizar la hostilidad del extraño.
38
El individuo caritativo satisface una
necesidad anímica al hacer el bien. Cuanto mayor sea esta necesidad, menos se
pone en el lugar de aquel a quien ayuda y que le sirve para satisfacer dicha
necesidad.
39
Hay individuos que no empiezan a odiar hasta
que no se sienten débiles y cansados.
40
La expresión “no conoce a los hombres”
quiere decir “no conoce la bajeza”.
41
La forma más eficaz de consolarse para aquel
que lo necesita es afirmar que su desgracia no tiene consuelo alguno. Estas
palabras le distinguen de tal modo, que inmediatamente yergue la cabeza.
42
Sea cual sea la forma en que
participemos de las penas de un desgraciado, ante él siempre representamos una
comedia: no decimos todo lo que pensamos ni como lo pensamos, a la manera de un
médico que se muestra sumamente discreto a la cabecera de un enfermo que está a
punto de morir.
43
Hacer las cosas más malolientes, esas
cosas de las que ni siquiera nos atrevemos a hablar, pero que son útiles y
necesarias, constituye también un heroísmo. Los griegos no se avergonzaron de
incluir, entre los trabajos de Hércules, la limpieza de un establo.
44
Donde soy padre, allí está mi patria.
45
Todas las grandes pasiones de la humanidad
han sido hasta hoy pasiones por nada.
46
Vuelvo
a la soledad, para no beber en las cisternas en las que bebe todo el mundo. En
medio de la multitud vivo como la mayoría y no pienso como yo pienso. Al cabo
de cierto tiempo tengo la impresión de que quieren desterrarme de mí mismo y
arrebatarme el alma, y empiezo a odiar y a temer a todo el mundo. Entonces
necesito el desierto para volver a ser bueno.
47
El malo lo es todavía más en soledad, y
el mejor —vaya esto por aquellos que van buscando el espectáculo en todas
partes— lo es también con mayor perfección cuando está solo.
48
Desde el momento en que quieras hacer
algo, has de cerrar las puertas a la duda.
49
Quien no comprenda el júbilo constante que
palpita en cada proposición y en cada respuesta de los diálogos platónicos, el
júbilo que produce cada nuevo descubrimiento del pensamiento racional, ¿qué
idea tendrá de Platón y de la filosofía antigua?
50
Los cuatro hombres más sedientos de
acción de todos los tiempos fueron epilépticos (me refiero a Alejandro, César,
Mahoma y Napoleón). También lo fue Byron que padecía la misma enfermedad.
51
Dejad que el mundo vea vuestros pecados
y ocultad vuestras virtudes. (Buda).
52
¿Qué medicina es la más eficaz? La victoria.
53
Cuanto más nos elevemos, más pequeños
pareceremos a los que no saben volar.
54
¿Queremos atravesar el mar? ¿Adónde nos
arrastra esta pasión poderosa, que supera a toda otra pasión? ¿A qué viene ese
vuelo desesperado hacia el punto donde hasta ahora todos los soles han
declinado y se han extinguido? Puede que un día se diga de nosotros que echamos
a navegar hacia el oeste esperando llegar a unas Indias desconocidas, pero que
nuestro destino era naufragar en el infinito. O tal vez se diga más bien,
hermanos míos, que…
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