UN
SUEÑO . RELATO DE IVÁN TURGUENEV(1877)
Edgardo
Rafael Malaspina Guerra
(En
la Antigüedad los sueños eran confundidos con la realidad y por eso la gente
hablaba con ángeles y personajes maravillosos. Heráclito aclaró que los sueños
son un fenómeno natural. Hay quienes ven premoniciones en los sueños, y un
ejemplo es el sueño del faraón con las vacas y la interpretación que le dio
José.)
El
relato trata de un joven con un sueño recurrente: ve a un hombre misterioso que
se presenta como su padre (de aspecto diferente al que creía era su padre) quien
murió cuando tenía siete años. Una vez vio a un hombre parecido al del sueño.
Conversó con él. El hombre desapareció sin dejar rastro. En realidad, el joven
nació producto de una violación, y el violador era el hombre enigmático de sus
sueños. Un secreto que su madre nunca reveló a su esposo.
1
Lo
que más me gustaba era leer, pasear a solas y soñar… ¡soñar…!
2
En
general, yo dormía mucho, y los sueños desempeñaban un papel considerable en mi
vida. Soñaba casi todas las noches. Los sueños no se me olvidaban, y yo les
daba importancia, los consideraba premoniciones, procuraba desentrañar su
sentido oculto.
3
Me
parecía que iba caminando por una calle estrecha y mal empedrada de una vieja
ciudad, entre altos edificios de piedra con los tejados en pico. Yo andaba
buscando a mi padre, que no había muerto, sino que se escondía de nosotros,
ignoro por qué razón, y vivía precisamente en una de aquellas casas. Yo entraba
por una puerta cochera, baja y oscura, cruzaba un largo patio abarrotado de
troncos y tablones y penetraba por fin en una estancia pequeña que tenía dos
ventanas redondas. En medio de la habitación estaba mi padre, con batín y
fumando en pipa. No se parecía en absoluto a mi padre verdadero.
4
Conque
una vez, al pasar delante de un café, vi a un hombre que atrajo inmediatamente
toda mi atención. Vestía un largo guardapolvos negro, llevaba el sombrero de
paja encasquetado hasta los ojos y permanecía inmóvil, con los brazos cruzados
sobre el pecho.
¡Aquel
hombre era el padre a quien yo había encontrado, a quien yo había visto en
sueños!
5
Todo
se embota con el tiempo. Incluso los recuerdos de los sucesos familiares más
trágicos pierden gradualmente su fuerza y su acuidad
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