viernes, 20 de mayo de 2022

UN SUEÑO. TURGUENEV

 


 

UN SUEÑO . RELATO DE IVÁN TURGUENEV(1877)

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

(En la Antigüedad los sueños eran confundidos con la realidad y por eso la gente hablaba con ángeles y personajes maravillosos. Heráclito aclaró que los sueños son un fenómeno natural. Hay quienes ven premoniciones en los sueños, y un ejemplo es el sueño del faraón con las vacas y la interpretación que le dio José.)

El relato trata de un joven con un sueño recurrente: ve a un hombre misterioso que se presenta como su padre (de aspecto diferente al que creía era su padre) quien murió cuando tenía siete años. Una vez vio a un hombre parecido al del sueño. Conversó con él. El hombre desapareció sin dejar rastro. En realidad, el joven nació producto de una violación, y el violador era el hombre enigmático de sus sueños. Un secreto que su madre nunca reveló a su esposo.

1

Lo que más me gustaba era leer, pasear a solas y soñar… ¡soñar…!

2

En general, yo dormía mucho, y los sueños desempeñaban un papel considerable en mi vida. Soñaba casi todas las noches. Los sueños no se me olvidaban, y yo les daba importancia, los consideraba premoniciones, procuraba desentrañar su sentido oculto.

3

Me parecía que iba caminando por una calle estrecha y mal empedrada de una vieja ciudad, entre altos edificios de piedra con los tejados en pico. Yo andaba buscando a mi padre, que no había muerto, sino que se escondía de nosotros, ignoro por qué razón, y vivía precisamente en una de aquellas casas. Yo entraba por una puerta cochera, baja y oscura, cruzaba un largo patio abarrotado de troncos y tablones y penetraba por fin en una estancia pequeña que tenía dos ventanas redondas. En medio de la habitación estaba mi padre, con batín y fumando en pipa. No se parecía en absoluto a mi padre verdadero.

4

Conque una vez, al pasar delante de un café, vi a un hombre que atrajo inmediatamente toda mi atención. Vestía un largo guardapolvos negro, llevaba el sombrero de paja encasquetado hasta los ojos y permanecía inmóvil, con los brazos cruzados sobre el pecho.

¡Aquel hombre era el padre a quien yo había encontrado, a quien yo había visto en sueños!

5

Todo se embota con el tiempo. Incluso los recuerdos de los sucesos familiares más trágicos pierden gradualmente su fuerza y su acuidad

 

 

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