martes, 8 de diciembre de 2020

EL OTOÑO DEL PATRIARCA

 


EL OTOÑO DEL PATRIARCA

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

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Mario Vargas Llosa afirma que  “El otoño del patriarca”  (1975) es la novela menos lograda de Gabriel García Márquez. Le toca a los académicos dilucidar esa cuestión; por mi parte tengo algo muy claro, como simple lector, que es una obra muy distinta a las que le antecedieron :La hojarasca (1955), El coronel no tiene quien le escriba (1961), La mala hora (1962), Los funerales de la Mamá Grande ( 1962 ), Cien años de soledad (1967), La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1974).

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Es distinta la novela por la forma de narrarla: a veces la primera persona se confunde con la tercera; además,  largos párrafos carecen de signos de puntuación. Hay muchas comas y muchos “carajos”. La narración avanza, y a veces tiene contramarchas. No obstante, en la medida en que la lectura fluye se va entendiendo la trama. El propio García Márquez confesó que El otoño del patriarca es anticienaños de soledad, porque él quería escribir algo diferente , quería experimentar otra manera de contar las cosas.

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El personaje principal es un dictador latinoamericano, muy anciano y déspota. Sus rasgos psicológicos son una fusión de los perfiles de los mandones que aparecen en la historia política de nuestros países; por eso uno a veces cree identificar a determinado sátrapa en la narración. No es casualidad que en las portadas de las primeras publicaciones de esta novela se inserta la figura de Juan Vicente Gómez(1857-1935) quien se mantuvo en el poder por casi tres décadas en Venezuela, y cuya conducta bestial hizo que algunos opositores lo llamaran “Juan Bisonte Gómez”. Saturno Santos es un personaje indígena legendario que protege al patriarca con su machete, así como el indio Eloy Tarazona cuidada las espaldas de Gómez. Al autócrata de la novela le llaman el “Benemérito”, título que ostentaba el hombre de La Mulera;  y, como éste, no perdonaba a sus adversarios ni los sacaba de las cárceles por temor a que se fortalecieran en libertad. 

Curiosamente como muchos gobernantes autoritarios de nuestra actualidad el decrepito patriarca aprovechó una epidemia de peste para atornillarse más en el poder y perseguir a sus opositores.

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El otoño del patriarca es una parábola de la soledad del poder, porque todos los que rodean al dictador fingen amarlo. No existe la amistad, sólo los intereses y la hipocresía. El dictador cuando está acompañado de sus áulicos, paradójicamente se siente solo. García Márquez una vez dijo que El otoño del patriarca es su autobiografía; y esto hay que entenderlo en el sentido de la soledad que trae la fama. Gabo decía que para escribir tenía que aislarse y hasta colgar los teléfonos para no recibir llamadas.

 

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