EL
JUGADOR (1867)
Edgardo
Malaspina
1
Dostoyevski
era un ludópata: jugaba y apostaba de manera incontrolada, y eso afectaba su
vida personal y familiar. Esos aspectos son ampliamente ventilados en sus
esbozos biográficos.
Todas
sus esperanzas para adquirir dinero las ponía en una ruleta. En el extranjero,
incluso después de publicar “El jugador”, abandona a su segunda esposa Ana
Grigorievna, para dedicarse al juego.
2
A
veces ganaba bastante en el juego, pero no podía parar hasta quedar sin un
centavo: “El día de ayer ha sido bastante nefasto. He perdido más de lo que mis
medios me permiten. Cuando se tienen nervios como los míos, no se debe jugar”.
Se arrepiente pero reincide. Traspasa siempre los límites. Cuando juega tiembla
y suda copiosamente.
3
Pide
prestado, empeña su ropa, las joyas de su mujer para jugar. Cree que puede
ganar si se acerca a la ruleta “con tranquilidad, con sangre fría y reflexión”.
Es la fantasía del ludópata. Está en apuros. No tiene dinero. Le prestan lo que
pide, y en vez de resolver los problemas familiares, se va a la ruleta y pierde todo.
4
El
juego es la vida misma porque experimentas las emociones más extremas, y sólo
pasando por el riesgo más peligroso se puede entender la vida. Nietzsche lo
dirá más tarde: hay que vivir en la ladera de un volcán para entender el
verdadero significado de la existencia. Dostoyevski, luego de sufrir los
remordimientos de conciencia por haber
perdido en el juego y someter a su familia los sinsabores de las limitaciones
económicas, llega a la conclusión de que está preparado para emprender una nueva
obra literaria: lo salvará una novela: El idiota.
5
Dostoyevski
es supersticioso y cree que pierde porque alguien está perfumado y eso le
distrae sus nervios. Una vez tiró sus viejo portamonedas por considerarlo
culpable de su mala suerte. Regresó a la casa “lívido, huraño, despeinado, con
la corbata torcida…y llorando como un chiquillo”(Henri Troyat).
6
“El
jugador” es el intento de Dostoyevski para conjurar dos pasiones que le
atormentan: la que siente por Paulina Suslova y la que siente por el tapete
verde de la ruleta. Todos juegan: Alekséi Ivánovich (Dostoyevski), Polina
(juega con los entimientos de Dostoyevski), el general, la abuela, y el editor tramposo Fiódor Stelovski que amenaza a Dostoyevski con apropiarse de su
labor literaria por nueve años si no
entrega la novela en el lapso estipulado. Pero Dostoyevski jugó duro y subió la
apuesta: escribió su obra en 26 días. Alguien dijo que los diamantes son
productos de las altas presiones.