EL
GENERAL EN SU LABERINTO: ASPECTOS CURIOSOS
Edgardo
Malaspina
1
El
general en su laberinto (1989) de
Gabriel García Márquez es una novela histórica sobre los últimos días del
Libertador , que algunos ubican en el género de la historia fabulada o la
ucronía (novela histórica alternativa), por lo tanto son bizantinas las
discusiones que surgieron en torno a la veracidad de ciertos hechos narrados en
la misma. Simplemente es un ejercicio literario para recrear el laberinto que
significó para Bolívar enfrentar a sus enemigos políticos cuando ya sus fuerzas
físicas e intelectuales estaban mermadas por la enfermedad que finalmente lo llevó a la tumba.
2
Para
escribirla GGM realizo una exhaustiva investigación histórica. Hizo una extensa
revisión bibliográfica y consultó a muchos especialistas en diferentes
disciplinas durante dos años: además, sometió su manuscrito a un escrupuloso
examen por parte de expertos para
detectar posibles gazapos de cualquier índole.
3
Gabo
dijo que esta novela es un autorretrato
porque su filosofía es la misma de Bolívar: ninguno de los dos “le
presta mucha atención a la muerte, porque le distraería a uno de lo más
importante: lo que uno hace con su vida”.
4
Vinicio
Romero le dijo a Gabo en Caracas que el Libertador tenía la voz gruesa; también le sugirió borrar los párrafos donde
coloca al niño Bolívar comiendo mango “por la buena razón de que aún faltaban
varios años para que el mango llegara a las Américas”. No obstante, los portugueses ya habían traído el mango
Brasil en 1648; y en Venezuela fue introducido en 1789 (las primeras semillas
fueron sembradas en Angostura). Bolívar tenía seis años en ese entonces, y tal
vez en Caracas todavía no crecía la planta.
5
Cuando
Bolívar vio el retrato que le hizo el pintor granadino José María Espinosa,
dijo que se parecía al viejo Olaya, quien tenía ochenta años. En este retrato
Bolívar tiene una facies hipocrática: “El más desfigurado es el peor. Las facciones del rostro
han llegado al último grado de alteración cuando la nariz se pone afilada, los
ojos se hunden, las sienes se sumen, las orejas están frías y con los lóbulos
hacia arriba, la piel de la frente está dura, tirante, seca, el color de toda
la cara es pálido verde, lívido o aplomado.”
6
GGM dice que Bolívar tenía
sangre africana, a través de un tatarabuelo paterno, y que por lo tanto sus
facciones no son las que le pintan, hasta el punto de que los aristócratas de
Lima lo llamaban El Zambo, pero que cuando su gloria aumentó los artistas le
lavaron la sangre “mitificándole, hasta que lo implantaron en la memoria oficial
con el perfil romano de sus estatuas” (¿Historia real o fabulada?)
7
No
obstante, el peruano José Gil de Castro (1785-1837) hizo una pintura del
Libertador, quien se la obsequió al general
Sir Robert Wilson con una nota: “Me tomo la libertad de dirigir a Ud. un
retrato mío hecho en Lima con la más grande exactitud y semejanza”.
IMÁGENES
1. El
General en su laberinto.
2. Bolívar
por el granadino José María Espinosa.
3. Bolívar
por el peruano José Gil de Castro.
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