sábado, 9 de octubre de 2021

MUMÚ

 


MUMÚ

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

I

Mumú es un cuento de Iván Turguenev escrito en 1852 y publicado en 1854. En este relato hay una denuncia sobre la problemática social de Rusia, se muestra el amor y el odio de los humanos hacia los animales, y también se resaltan algunos aspectos relacionados con la Medicina de la época.

“En una de las distantes calles de Moscú, en una casa gris con columnas blancas, vivía una dama viuda, rodeada de numerosos sirvientes. Entre sus sirvientes, destacó especialmente el conserje Guerásim, un hombre sordomudo de nacimiento. Estaba dotado de una fuerza heroica y extraordinaria.”

II

La dama anciana de Moscú , muy cruel, separa al sirviente sordomudo de la mujer que ama y luego lo obliga deshacerse de su único amigo: una perrita. El héroe obedece dócilmente la orden y, habiendo perdido el sentido de la vida, regresa a su pueblo natal.

Guerásim, el sordomudo,  salva a un cachorro de la muerte y lo trae a casa. La perrita Mumú llena de alegría el corazón del buen hombre. La ama de la casa nota la presencia de la perrita, quiere jugar con ella, pero el animal la rechaza. Luego la dama alegará que los ladridos de la perrita no la dejan dormir y ordena al sordomudo eliminarla.

III

El protagonista de la historia "Mumú", el siervo sordomudo Guerásim, encarna en la obra las ideas de Turguenev sobre el valiente pueblo ruso, amante de la libertad. Por voluntad de la amante, Guerásim primero perdió su tierra natal, luego su amada Tatyana e incluso su Mumú , todo esto llevó a la rebelión interna del héroe. Al final del trabajo, el hombre rompe los lazos de la servidumbre. Regresa a casa y se convierte en un hombre por su propia voluntad.

IV

Turguenev escribió la historia "Mumú" en 1852. El trabajo se publicó por primera vez en 1854 en la revista Sovremennik. La historia se creó en el marco del espíritu  literario del realismo crítico. "Mumú" es la primera obra en la que Turguenev muestra los vicios de la servidumbre, denuncia y condena este orden social.

V

Trabajando en la historia "Mumú", Turguenev revivió en la memoria los hechos que habían tenido lugar varios años antes en la casa de su difunta madre.Ivan Sergueivich admitió más tarde que todo lo que escribió no fue "compuesto", sino que se inspiró en hechos reales, personas vivas con las que se reunió el escritor.

VI

PÁRRAFOS

1

Guerásim salva a una perrita que se estaba ahogando:

Caía la tarde. Caminaba lentamente, contemplando el agua. De pronto le pareció que una criatura viva se debatía en el fango, junto a la ribera. Se agachó y vio un cachorro blanco con manchas negras que, a pesar de todos sus esfuerzos, no podía ganar la orilla; se agitaba, se escurría y su cuerpo menudo y mojado se veía sacudido por temblores. Guerásim se quedó mirando al desdichado perrito, lo cogió con una mano, se lo metió en el pecho y regresó a grandes zancadas a la casa.

2

El amor entre Guerásim y Mumú:

Pocas madres cuidan con tanta diligencia de su pequeño como Guerásim de su protegida. (El perro resultó ser una perrita.) Al principio pareció muy débil, delgaducha y fea, pero poco a poco fue recuperándose y restableciéndose, y al cabo de unos ocho meses, gracias a los cuidados incesantes de su salvador, se convirtió en una bella perrita de raza española, de largas orejas, rabo peludo en forma de tubo y grandes ojos expresivos. Le cogió mucho cariño a Guerásim, del que no se separaba ni un paso: lo seguía a todas partes, moviendo la cola. Sabiendo, como todos los mudos, que sus mugidos atraían la atención de los demás, Guerásim le dio el nombre de Mumú.

3

Mumú y su amo:

Mumú lo despertaba todas las mañanas; tirándole del faldón del abrigo, le llevaba por la brida el viejo caballo, con el que vivía en buena armonía, le acompañaba al río con aire de importancia, vigilaba su pala y su escoba, y no permitía que nadie entrara en su cuartucho. Guerásim había practicado una abertura en la puerta para que la perrita pudiera pasar, y se diría que está solo en ese lugar se sentía en su propio hogar; por eso, en cuanto traspasaba el umbral, saltaba alegremente a la cama

4

La última cena:

En la taberna conocían a Guerásim y comprendían sus señales. Pidió sopa de col con carne y se sentó, apoyando los codos en la mesa. Mumú estaba a un lado de la silla y lo miraba tranquilamente con sus ojillos expresivos. Su pelaje resplandecía: era evidente que la habían cepillado hacía poco. Una vez que le sirvieron, Guerásim echó en la sopa unas migas de pan, partió la carne en trozos pequeños y puso el plato en el suelo. Mumú se aprestó a comer con su delicadeza habitual, rozando apenas el caldo con el hocico. Su amo pasó largo rato contemplándola; de pronto, dos gruesas lágrimas rodaron por sus mejillas: una cayó en la abultada frente de la perra y la otra en la sopa. Guerásim ocultó el rostro en las manos. Mumú se comió la mitad del plato y se apartó relamiéndose. Guerásim se puso en pie, pagó y salió, acompañado de la mirada algo sorprendida del camarero.

 

5

Guerásim ahoga a Mumú:

Guerásim siguió remando. Pronto quedaron atrás las casas de Moscú y en ambas orillas surgieron prados, huertos, campos, bosques e isbas. Llegaban olores de aldea. El mudo dejó los remos, inclinó la cabeza sobre Mumú, que estaba sentada ante él en un banco seco –pues el fondo estaba cubierto de agua– y se quedó inmóvil unos instantes, cruzando los poderosos brazos sobre el lomo de la perra, mientras la corriente iba arrastrando poco a poco la barca de vuelta a la ciudad. Por fin Guerásim se incorporó y con una expresión de rabia enfermiza se apresuró a atar los ladrillos a la cuerda, hizo un lazo y se lo pasó a Mumú por el cuello, levantó a la perra por encima de las aguas y la contempló por última vez… Ella lo miraba con confianza, sin temor, meneando apenas el rabo. Guerásim volvió la cabeza, entornó los ojos y abrió las manos… No oyó nada, ni el breve gruñido que emitió Mumú, ni el clamor del agua; para él el día más fragoroso era más silencioso y calmo que para nosotros la noche más serena. Cuando volvió a abrir los ojos, las pequeñas olas se sucedían veloces en el río, como persiguiéndose unas a otras, y batían los dos costados de la barca, lo mismo que antes; solo en la lejanía, detrás de él, se desplazaban hacia la orilla grandes círculos.

6

Guerásim rechaza tener más mascotas para evitar el sufrimiento por su pérdida:

Guerásim, pobre y sin tierras, aún vive en su isba solitaria; sigue siendo el mismo hombre robusto y vigoroso, trabaja por cuatro como antes y conserva ese aire grave y circunspecto. Pero sus vecinos han advertido que, desde su vuelta de Moscú, ha dejado de tratar a las mujeres, ni siquiera las mira, y que no quiere perros en su casa. “Por lo demás” comentan los campesinos, “es una suerte que no tenga necesidad de mujer. ¿Y qué falta le hace un perro? ¡Ningún ladrón se acercará a su puerta ni por todo el oro del mundo!” Hasta tal punto se han extendido los rumores sobre la fuerza hercúlea del mudo.

7

Aspectos médicos:

Crisis nerviosa

En ese momento la señora acababa de quedarse dormida tras una prolongada “crisis nerviosa”; esas crisis siempre se producían después de una cena demasiado copiosa. Los inesperados ladridos la despertaron: el corazón se puso a latir con fuerza y luego pareció detenerse.

 

–¡Oh, oh, me muero! –exclamó esta, retorciéndose las manos con desesperación–. ¡Otra vez ese perro…! ¡Oh, que venga el doctor! Quieren matarme… ¡El perro, otra vez el perro! ¡Oh!

Y echó la cabeza hacia atrás, como dando a entender que se desmayaba.

El doctor y las gotas de lauroceraso:

Fueron corriendo a buscar al doctor, es decir, al médico de cabecera Jaritón, cuya ciencia se reducía a llevar botas de suela flexible, buscar con delicadeza el pulso, dormir catorce horas al día, suspirar el resto de la jornada y administrar una y otra vez a la señora gotas de lauroceraso*. Jaritón acudió al momento, sahumó la habitación con plumas requemadas y, cuando la señora abrió los ojos, se aprestó a presentarle en una bandeja de plata una copa con las preciadas gotas. La señora las tomó, pero al poco rato volvió a quejarse con voz llorosa del perro, de Gavrila, de su suerte, de que era una pobre anciana abandonada, de que nadie se compadecía de ella, de que todos deseaban su muerte. Entretanto, la desdichada Mumú seguía ladrando, mientras Guerásim trataba de apartarla en vano de la valla.

El médico murmuró unas palabras a una de las damas de compañía, que se precipitó en el vestíbulo y sacudió a Stepán; este, a su vez, corrió a despertar a Gavrila, quien, dejándose llevar por un arrebato repentino, puso en pie a toda la casa.

Es probable que la señora hubiera tardado en tranquilizarse, pero el médico, con las prisas, le había administrado cuarenta gotas en lugar de las doce habituales: las propiedades del lauroceraso surtieron efecto y un cuarto de hora más tarde la anciana se hundió en un sueño profundo y sereno; en cuanto a Guerásim, estaba tumbado en su cama, todo pálido, y apretaba con fuerza el hocico de Mumú.

 

 

Nota:

*Lauroceraso

 laurocerasus, lauroceraso o laurel cerezo es una especie de arbusto o árbol siempreverde del género Prunus originaria de la laurisilva y los ecosistemas que evolucionaron de la misma, de hasta 8 m de alto, perteneciente a la familia de las rosáceas. Es originaria de Asia Menor y se cultiva en zonas templadas de Europa como planta ornamental, desarrollándose generalmente como arbusto.

Tiene efecto sedante sobre el sistema nervioso .Estimulante respiratorio. Las semillas, por su contenido en ácido cianhídrico son altamente tóxicas y tienen el sabor de las almendras amargas.

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