PALABRAS PARA EL LIBRO “BECERRERO” DE SALVADOR LARA
1
Casi
toda la producción poética de Salvador Lara gira en torno a nuestro llano. “Cuentos
del monte” es una obra magistral que lo eleva a la cúspide de nuestros creadores
guariqueños que más y mejor han
cultivado la prosa lírica con marcado acento telúrico.
Esta
vez el bardo de Tucupido rinde tributo a una de las faenas del llano más
celebrada y romántica. Se trata del noble y muy necesario oficio del becerrero.
2
Bolet
Peraza dice que el monte gigante, con su altiva cumbre al cielo, inspira ideas de dignificación si quien lo mira sabe ascender con él
en espíritu. Eso es lo que precisamente ha hecho Salvador Lara:
contemplar su llano, nuestro llano, a
través del prisma del recuerdo y la nostalgia para elevarse hasta los predios
de la poesía, la cual es de todas las formas escriturales la más sublime.
3
¿Quién de nosotros no ha participado, de
alguna manera, en las bregas diarias de nuestros campos? Con este poemario de
Salvador Lara volveremos sobre nuestros pasos porque el llano ha estado y
estará siempre en nuestros corazones.
4
La gente se trasladó del llano para fundar
pueblos. Pero se trajo las sabanas con todas sus costumbres y labores. Es por
eso que en nuestras poblaciones hay una calle “El ganado”. Allí, en una esquina
del mapa citadino estaban los corrales, el ganado pastando o reposando con la
caída de las sombras y los cantos de los ordeñadores en las madrugas entre mugidos.
Más
de una vez me correspondió, allá en Las Mercedes del Llano, transitar entre
bostas para hacer el mandado mañanero de comprar la leche recién ordeñada en la
calle El Ganado, un pedacito del llano infinito.
5
Víctor
Manuel Ovalles en su famoso libro “El
llanero” afirma que el hombre de nuestros montes ha tenido que luchar con una
naturaleza imponente y agreste en un territorio de hermosos y dilatados horizontes, pero siempre expuesto a muchos
peligros. “Por ello la poesía, que inspira la solitaria pampa a su habitador,
refleja antes que todo el valor, la destreza, la agilidad y la astucia del hijo
de las llanuras”.
Salvador
Lara ha sabido interpretar cabalmente esa interacción dialéctica del llanero
con su tierra y la ha plasmado en bellos trazos en un becerrero cumpliendo sus tareas
consuetudinarias entre establos, aperos y canturreos.
Edgardo
Malaspina
No hay comentarios:
Publicar un comentario