viernes, 28 de septiembre de 2018
martes, 25 de septiembre de 2018
domingo, 23 de septiembre de 2018
viernes, 21 de septiembre de 2018
EVOCACIÓN DE LAS CASAS Y SUS HABITANTES
DESCARGAR:https://drive.google.com/file/d/17QYARVwmv5mXZ_VLDNJ2hAbQ0CG_Mkwr/view?usp=sharinghttps://drive.google.com/file/d/17QYARVwmv5mXZ_VLDNJ2hAbQ0CG_Mkwr/view?usp=sharing
martes, 18 de septiembre de 2018
REFLEXIONES SOBRE LOS LIBROS
DESCARGAR : REFLEXIONES SOBRE LOS LIBROShttps://drive.google.com/file/d/1Y91MPcNPm6NiglSf7n4gTjweNcFuEVu4/view?usp=sharing
REFLEXIONES SOBRE LOS LIBROS
REFLEXIONES SOBRE LOS LIBROS
Edgardo Rafael Malaspina Guerra
1
He
sentido la necesidad de liberarme de mis libros. Similar sensación y deseo me acometieron cuando tenía
nueve u once años. Entonces percibí que me convertía en otro, y por lo tanto
debía desprenderme de mis juguetes, los cuales conservaba en unos cajones bajo
llave, en perfecto estado. Algunos soldaditos estaban en sus cajas de origen,
tan nuevos como cuando me los regalaron; y una colección de carritos mantenía
sus colores brillantes de recién comprados.
Regalé
mis juguetes a quienes consideraba que aún permanecían en la infancia. Yo por
mi parte entraba en el mundo de los libros, del cual quiero liberarme ahora en
gran medida porque soñé tener una
biblioteca inmensa y luego donarla a una institución como hacen los
verdaderos amantes de los libros. No sé si mi biblioteca ha alcanzado las
dimensiones necesarias para calificarla de inmensa, pero la segunda parte del
sueño se está convirtiendo en realidad, realidad que materializa mis anhelos, fundamentados
en convicciones profundamente filosóficas, provenientes precisamente de mis
lecturas.
2
No
recuerdo quién dijo que los libros podían ser una bendición o una maldición,
según se viera. Entiendo mejor lo que está pasando con nosotros precisamente
porque leo libros que me ayudan a desentrañar el caos venezolano. Leo las
meditaciones de Marco Aurelio y aprendo que debo dominar la situación de
precariedad a la que nos somete el régimen y no apegarme a lo material. Leo el
Walden de Thoreau y comprendo que una vida se puede cambiar por otra vida, para
así vivir muchas vidas. Leo el
Eclesiastés y concluyo que cada cosa tiene su hora. Leo la Historia del tiempo
de Stephen Hawking e intuyo que todo el
universo alguna vez dejará de ser. Entonces ¿para qué me preocupo?
Los
libros, desde la perspectiva del
conocimiento que nos deparan, son una bendición. Pero son una maldición si
piensas que jamás podrás leerlos todos.
3
Nuestra
familia atravesó una situación económica difícil cuando vivíamos en Las Mercedes
del Llano. Viajé a Caracas en busca de soluciones, pero no aparecían. Me
alojaba en casa de un amigo. Una noche me sentí profundamente deprimido
mientras observaba desde la ventana de un piso diecisiete la caída de las
sombras sobre las luces artificiales de la ciudad. Pensaba en Camus,
intelectual francés quien afirmaba que “sólo hay un problema filosófico
verdaderamente serio: el problema del suicidio. Juzgar si la vida vale o no la
pena de ser vivida es responder a la pregunta fundamental de la filosofía”.
4
En
mi cabeza estaba Camus y su filosofía, la noche bulliciosa, mi gran tristeza y
el vértigo de contemplar el vacío desde la ventana. Miré hacia atrás, tratando
de apartarme de tentaciones nefastas, y allí estaba una biblioteca con muchos
libros apilados desordenadamente. Mis ojos se posaron en un pequeño texto: El
poder está en usted. Claude Bristol. Lo abrí y leí el primer párrafo: “Para los
que quieren aprender y progresar tengo un mensaje. Lo entrego sin temor alguno,
como no sea temer la completa revolución de su mundo, porque trae salud,
riqueza, éxito y felicidad, siempre que se comprenda y acepte este mensaje”.
El
sol me encontró emocionado con mi vista
pegada al libro de Bristol y con la seguridad de que mi problema tenía
solución.
5
Montesquieu
escribió: “No he sufrido nunca una pena que una hora de lectura no me haya
quitado”; por eso, los libros son un refugio seguro, un lugar para el exilio
interno en momentos de crisis. Eso del “exilio interno” está de moda ahora,
sobre todo para los que no pueden o no quieren marcharse del país. Queda la
resistencia gandhiana, la resiliencia y
la imaginación con la lectura. Ya lo dijo Borges: “De los diversos instrumentos
del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones
de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el
teléfono, de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su
brazo. Pero el libro es otra cosa: es una extensión de la memoria y de la
imaginación”.
6
El
primer libro que leí fue Don Quijote de la Mancha, en una versión juvenil que
me sirvió de preludio para futuras lecturas en formato completo.
En
1950 llegó a Las Mercedes del Llano una señora italiana: doña Yole; y en
1963 abrió la primera librería del
pueblo, la cual llevaba su propio nombre. Estaba ubicada al suroeste de la Plaza Bolívar, en el sitio que una vez ocupó
la primera casa mercedense de tejas, denominada “Casa Marquera”.
Desde
los doce años yo solía visitar ese
recinto de libros, papeles y lápices. Yole, junto a su esposo, atendían amablemente a la clientela. Una vez
pregunté por un tomo preciosamente empastado. Tenía unos jinetes en la portada.
“Es un libro de aventuras, muy bueno. Te encantará. Vale cinco”, dijo doña Yole, y me lo dio para hojearlo. Por
varias veces me acerqué a la tienda para observar el libro en el
estante. Aún no reunía el dinero. Un día doña Yole me dijo: sé que vienes por
el libro, ¿cuánto tienes? Tres, contesté tímidamente. Llévatelo, fue la
respuesta. Desde entonces colecciono ejemplares del Quijote.
7
Una
esquina de mi biblioteca está dedicada exclusivamente al Quijote, libro que
leía cuando estudiaba Medicina, tanto en los momentos alegres como en los
tristes. Tengo veinte tomos, o tal vez más, de diferentes ediciones del
Quijote. Hay ejemplares para niños, jóvenes, adultos y viejos. Una miniatura
preciosa la adquirí en una feria. Dos tomos están en ruso y se los compré a
Natalia en Moscú. Tengo la edición especial que hizo la Real Academia de la
Lengua Española con motivo del IV centenario de la publicación cervantina con
prólogo de Vargas Llosa.
En
los quinientos años del Descubrimiento de América la Academia Nacional de la
Historia publico una edición facsímil; es decir, tal cual se veía el libro
cuando salió a la luz pública en 1605. No pude adquirirla por el alto costo.
Una
vez visité el Palacio de las Academias y vi como cerca de la basura estaba un
ejemplar facsímil del que hablo. Lo habían lanzado porque estaba descuadernado.
Lo tomé y se lo llevé a un librero experto en reparación de obras desaliñadas.
Lo empastó y me lo devolvió con duro lomo color madera.
8
Tengo
un Quijote, con un libro en su mano derecha, de hierro negro que compré en
Moscú y se lo regalé a mi padre, quien lo conservaba en su mesa de noche sin el
brazo izquierdo y sin ambos pies. Ese quijote lector me lo traje cuando murió
mi padre.
9
En
Mérida compre un Quijote de bronce con su lanza y su escudo. Ese Quijote
preside el rincón de mi biblioteca dedicado al héroe de la Mancha.
10
En
Moscú leía El Quijote y ponía un disco de vinil de Jean Manuel Serrat con letra
hermosa y muy espiritual del poeta español León Felipe: Vencidos:
Por
la manchega llanura
se
vuelve a ver la figura
de
Don Quijote pasar.
Y
ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y
va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va
cargado de amargura,
que
allá encontró sepultura
su
amoroso batallar.
Va
cargado de amargura,
que
allá quedó su ventura
en
la playa de Barcino, frente al mar.
Por
la manchega llanura
se
vuelve a ver la figura
de
Don Quijote pasar.
Va
cargado de amargura,
va,
vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas
veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en
horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y
cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y
llévame a tu lugar;
hazme
un sitio en tu montura,
caballero
derrotado, hazme un sitio en tu montura
que
yo también voy cargado
de
amargura
y
no puedo batallar!
Ponme
a la grupa contigo,
caballero
del honor,
ponme
a la grupa contigo,
y
llévame a ser contigo
pastor.
Por
la manchega llanura
se
vuelve a ver la figura
de
Don Quijote pasar..
11
“La
modernidad del Quijote está en el espíritu rebelde, justiciero que lleva al
personaje a asumir como su
responsabilidad personal cambiar el mundo para mejor, aun cuando, tratando de
ponerla en práctica, se equivoque, se estrelle contra obstáculos insalvables y
sea golpeado, vejado y convertido en objeto de irrisión”. (Mario Vargas Llosa).
12
Don
Quijote dice: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los
hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que
encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede
y debe aventurar la vida”.
“Venturoso
aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo”.
Vargas
Llosa escribe sobre lo anterior: “No puede ser más claro: la libertad es
individual y requiere un mínimo de prosperidad para ser real. Porque quien es
pobre y depende de la dádiva o la caridad para sobrevivir, nunca es totalmente
libre”.
13
Cuando
al doctor Thomas Sydenham (1624-1689), llamado el Hipócrates inglés, le
preguntaron qué se necesita para ser buen médico, inmediatamente contestó: la
primera condición es leerse a Don Quijote de la Mancha.
Arnaldo
Graus escribió: “Es probable que Sydenham le haya sugerido a un joven alumno
que leyese El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha debido a que los
médicos del siglo XVII tenían un interés especial en entender sus propias
vidas. Tal comprensión, considero, podría servir como puente entre los dolores
de sus pacientes, lo que los propios médicos percibían acerca de sí mismos y la
lectura que hacían de las afecciones de los enfermos –la empatía, aunque
difícil enseñarla, es el alma de la medicina. La literatura y la medicina
combinadas podrían servir para entender la “realidad como tal”. La “realidad
como tal” corresponde a los daños producidos por la patología, o, a las
lecturas que de la vida hacen la literatura y otras artes a partir de la
enfermedad.”
Yo
tengo mi propia tesis: Sydenham se refirió a la importancia, para los futuros
médicos, de la lectura del Quijote, porque el Caballero de la Triste Figura
siempre quería hacer el bien, ayudar al prójimo.
14
Simón
Bolívar en su lecho de muerte se comparó con Don Quijote. El Libertador
preguntó a su médico Alejandro Próspero Reverend si conocía a los más grandes
majaderos de la Historia. El galeno contestó negativamente, entonces Bolívar
dijo: "Los
tres grandísimos majaderos hemos sido Jesucristo, Don Quijote y… yo."
15
Según
Arturo Uslar Pietri, Simón Bolívar revolucionó la lengua española por sus
conceptos precisos y sus apreciaciones e interpretaciones geniales en el
momento exacto. Cuando el Libertador llegó a su última morada, a la Quinta de
San Pedro Alejandrino, indagó por libros a su dueño, don Joaquín de la Mier,
quien le contestó apenado: mi biblioteca es muy pobre. Bolívar, luego de
revisar el estante con los volúmenes, expresó: su biblioteca es muy rica, tiene
a Rousseau, que describe al hombre como es, y a Cervantes que en su Quijote
describe al hombre como debería ser.
15
Dostoievski,
el padre de la novela sicológica, una vez dijo: si en el Más Allá me preguntan
qué ha hecho el hombre, guardaré silencio y mostraré un ejemplar de Don
Quijote.
16
En
el 2014 hicimos un viaje a Europa. Al llegar a Bélgica caminamos hasta la Plaza
España de Bruselas. Allí está un complejo escultórico dedicado a Don Quijote y
Sancho Panza, el primero sobre Rocinante, por supuesto, y Sancho sobre su jumento. Natalia y yo nos
sentamos bajo las esculturas del caballero y su escudero, llenas de grafitis en
sus bases, para hacer una pausa y meditar.
17
Pierre
Bayard escribió “Cómo hablar de libros que no se han leído”. Cuando leemos un
libro dejamos de leer los otros libros. Jamás leeremos todos los libros. Al
leer un libro sólo nos queda una idea de lo que quiso decir el autor. Hay
resúmenes de libros que podemos utilizar. Además, podemos dejar de leer un
libro que no nos gusta. Es el derecho del lector que al dejar de leer un libro
ya tiene una idea sobre el mismo. Gabriela Mistral lanzaba por las ventanas de
los trenes los libros que no terminaba porque no le gustaban. Thomas Hobbes
creía que no se debían leer muchos libros: “Leo pocos libros pero buenos. Si
hubiese leído tanto como otros Sería tan ignorante como ellos”.
18
Asimov
escribió más de quinientos libros, y
sobre su método de trabajo decía: “La lectura de un libro me da la inspiración
para escribir uno propio”.
19
Borges
afirmaba que leía sólo libros cuya
calidad y vigencia habían sido comprobadas después de cien años de publicados.
Entonces ¿no leía a sus contemporáneos?
20
A
los 25 años de edad Hitler se hizo la
siguiente reflexión: “Todo lo que necesito saber sobre la vida y los hombres ya
lo sé, por lo que más nunca leeré un libro”. Y más nunca leyó y todos sabemos
el desastre que le provocó a la humanidad.
21
Feuerbach
decía que el trato con los buenos libros disminuye el grupo de personas con las cuales nos sentimos bien.
22
“Al
contemplar una biblioteca uno se siente en presencia de un gran capital que
rinde, silencioso, interés imprevisto”. (Goethe).
23
La
biblioteca de un médico es del tipo individual como de cualquier otro
profesional . El estudiante de medicina, desde el mismo ingreso a la facultad
debe iniciar su inmediata conformación. No se concibe a un seguidor de
Hipócrates que carezca de una biblioteca. No hay espectáculo más triste y
deprimente que un hogar sin libros. El médico recién graduado parte inmediatamente a su primer sitio de
trabajo y en su equipaje el mayor espacio lo
ocuparán los libros .En efecto, ellos serán los amigos más fieles a la
hora de la consulta para repasar, recordar y precisar los diagnósticos. Al recibir
el título, el médico está solo y con una
responsabilidad inmensa: ayudar al enfermo, salvar vidas. Por eso los
conocimientos adquiridos hay que refrescarlos mientras se obtienen otros a través
de las lecturas.
24
En la
literatura hay descripciones sobre el papel de los libros en la vida de los
galenos .El médico y escritor ruso Mijail Bulgakov en su libros Notas de un
Médico Novel nos relata muchos casos interesantes. En la narración Toalla con
Gallo , el médico recién graduado se asombra no sólo de la manera como su
anterior colega organizaba la consulta y
abastecía la farmacia sino
también de su biblioteca : “Sentado en la cama, miraba como hipnotizado el
tercer logro del legendario Leopold ( el médico anterior) : un estante repleto
de libros. Sólo los manuales de cirugía en ruso o en alemán eran como treinta.¡
y los de terapia! ¡ Y qué maravillosos atlas anatómicos!”.
En Garganta
de Acero se cuenta el drama de una niña de tres años a la que el doctor diagnostica
crup diftérico y es necesario hacerle una traqueotomía para salvarle la vida. “
La miré y me olvidé por un instante de la cirugía- dice el médico- de la
soledad y del inútil peso de mis conocimientos universitarios; me olvidé de
todo ante la belleza de la niña…Irrumpí en mi habitación, y contando los
minutos, tomé un libro, lo hojée y encontré la descripción ilustrada de la
traqueotomía. Todo se veía con suma claridad: la garganta abierta, el escálpelo
metido en la tráquea.”
En el Ojo
Perdido se muestra como el médico recién graduado cree saberlo todo después de
un año de ejercicio de la profesión pero más tarde se convence que no debe
ufanarse de eso al constatar que ante muchos casos no sabe qué hacer y
reflexiona :“…Nunca más volveré a
murmurar con orgullo que ya nada puede
asombrarme. Pasó un año, pasará otro y será tan rico en sorpresas como el
primero, por lo tanto hay que estudiar y aprender resignadamente”.
25
José Gregorio Hernández era considerado un docente
que sabía transmitir sus conocimientos , los cuales renovaba constantemente . A
lo largo de su vida nunca dejó de leer,
ni de solicitar revistas especializadas, ni de adquirir libros que regularmente
le llegaban de Francia.
26
Destacados
médicos no vacilaron en dirigirse a sus bibliotecas en momentos difíciles. El
Dr. Nicolás Burdenko (1876- 1946) es considerado uno de los fundadores de la
cirugía rusa y el instituto de neurocirugía de Moscú lleva su nombre. Sus conocimientos sobre shock
y suturas los empleó en cuatro guerras,
incluyendo las dos mundiales. En la última de estas laboró como cirujano principal del ejército soviético y
recurrió por vez primera a los
antibióticos para tratar a los soldados heridos. Cuentan que en un concilio médico cuando discutían un caso
de dudoso diagnóstico Nicolás Burdenko
se levantó de repente y dijo: “ hay que revisar lo que piensan los científicos
sobre estos casos”, e inmediatamente se enrumbó
a su biblioteca.
27
El Dr. Gabriel Briceño Romero narra los momentos que
sucedieron a la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, especialmente lo
relacionado a la búsqueda del método más adecuado para el embalsamiento de su cadáver., de la siguiente manera: “En esas
circunstancias, el doctor Franz Conde Jahn expresó poseer un libro adquirido en
Paris, del cual era autor el profesor doctor Faure, pero no Jean Louis Faure,
famosos catedrático y ginecólogo ,denominado “El embalsamiento desde los
egipcios hasta nuestros días” y que confidencialmente
tenía allí, en su consultorio. Los médicos reunidos en ese consultorio
examinaron la obra y escogieron su preparación…”
28
El insigne
médico venezolano Trompiz dice “ya la conocida frase, una biblioteca es una
algarabía universal, no cuadra solamente a las librerías multiformes y
enciclopédicas, sino que le queda muy bien a cualquier biblioteca, por modesta
que sea, de todo médico de preocupación intelectual”. Luego cita al Dr. F. Arasa, quien expresa: “Se debe estar
convencido de que no es posible llegar a alguna parte sin tener buenos
conocimientos de todas las diferentes especialidades de la medicina; hoy día ya
no basta con ser buen conocedor de una determinada rama especializada; hay que
conocer todo lo relacionado con el cuerpo, el alma, el espíritu, el mundo que
nos rodea”
Lo anterior
se refiere, evidentemente, a una preparación médica que contenga elementos de
la cultura en general. Esa cultura se
logra mediante las lecturas constantes, diarias y sistemáticas. El mismo Trompiz sugiere las siguientes orientaciones “… la
aventura de leer y estudiar es la que empieza a correr el joven desde que se da
cuenta del valor de ambos términos en su proyección filosófica más que literaria o gramatical y es una aventura
llena de pasión y de belleza, y creo que nunca como en este sentido tiene más
vigor la conocida frase de Anatole France : una biblioteca es una algarabía
universal. En realidad, el sinnúmero de obras que se confunden unas con otras
en sensibilidad estética, formato exterior, posibles argumentos, leyendas,
historias, arte y ciencia; la Biblia aquí, el Diccionario Masónico allá, el
Corán más allá, todo esto nos habla de mezcla, apelmazamiento,
incomprensibilidad; y es como una gritería que viene a la mente que selecciona
y recoge en su ataraxia y su sentido común, desde todos los rincones, y allí
están para su gusto o disgusto, Kant y Hegel con su filosofía de la razón y del
espíritu, Jasper, Heidegger, Marcel y Sastre con su filosofía de la vida; los
clásicos y los modernos y, en cuanto a la medicina , su más lógica preocupación
, allí tiene todas las teorías; unas periclitadas, y ,otras en plena vigencia;
las viejas y modernas orientaciones escolásticas, hipocráticas y las nuevas
corrientes neohipocráticas y reformistas, etc. En esa algarabía de France hay
toda una invitación al espíritu par a su cultivo, y, el joven, si afina su
intención de aprender, tomará como paradigma el libro o los libros y los
autores de su predilección y como estas obras han de ser como pan de su
espíritu, algo inestimable para sí, es bueno que glose en sus páginas o al
final, los puntos clave que más han herido su sensibilidad. Más tarde, si
continúa haciendo de esto un hobby, en el creciente río de su aprendizaje,
florecerá, quizá, la belleza o profundidad de una idea original…, y , en caso
de que esto no llegue a ocurrir, siempre se sentirá feliz de haber vivido esta
aventura.”
29
De acuerdo a
Ricardo Archila, G. Trompiz era un médico de inmensa cultura que escribió libros que revisten interés
científico, literario y filosófico. Practicó la medicina humanística, como
parte del arte médico y de la medicina científica. Todas las anteriores son
ramas de la medicina del hombre o medicina filosófica.
Sobre la
biblioteca de un médico Trompiz escribe: “… para entrarle a los filósofos de
alta complejidad, hay que preparase primero leyendo en el silencio y la
meditación a quienes han sabido entenderlos y han publicado sobre ellos
trabajos admirables. Para entender a Zubiri, Heidegger, Jasper, siempre será,
pues, necesario beber en las fuentes de López Ibor, Rof Carballo, Sarró, P.
Gómez Bosque, F .Arasa , Biswanger, Boss, etc. Es de recomendar desde ahora,
que así como el médico que empieza debe llevar una libreta sobre los casos
raros y tratamientos especiales e ideas que van surgiendo en él a medida que
trabaja , para más tarde sacar conclusiones de interés, también debe
acostumbrase a ir haciendo una
biblioteca selecta de autores de las nuevas tendencias de la medicina…”
Luego
Trompiz nos explica cómo el médico debe organizar su biblioteca: “…dividir su
estantería, colocada en el más silencioso rincón del hogar, por humilde que
sea, en varios sectores: uno, para libros de clínica, sólo los indispensables
para su rutina y los más importantes para consultar y , a su lado, las revistas
de su predilección en el mismo sentido y coger dos horas diarias, preferible
las del amanecer , para documentarse en ellos. Entre estos recomiendo las obras
de Jiménez Díaz, L.F. Pallardo,
Fernández Cruz, Pedro Pons, Moguer Molins, etc, entre los españoles; Bauer,
Mathes, Pette, Bock, Von Bergmann, etc, entre los teutones; Harrison, Cecil,
Levine, Pickering, entre los anglosajones; Bikoww, Platonoff, Speransky, entre
los soviéticos; Delay, Abrami, Guillain, entre los franceses, etc, Pende,
Scopinaro, Furgón, entre los italianos. Otro sector para libros de interés
subjetivo y revistas afines para dedicar, por semana, tres o cuatro horas,
mejor nocturnas, leyéndolos a profundidad. Entre estos están las obras de López
Ibor, Rof Carballo, F. Arasa, Lain Entralgo, Cavaleiro Goas, Gómez Bosque,
entre los españoles; W. Alvarez, Wof Alexander, entre los norteamericanos;
W.Frankl, W.V Weizsaecker, entre los germanos; Honorio Delgado, Alberto Seguin,
entre los peruanos; Florencio Escardó,
Da Silva Mello, Autragesilo, entre los argentinos y brasileños , etc,
etc. Y un tercer sector para miscelánea literaria que nunca debe faltar en un
hombre que tiende cada día a ser universal y polifacético, y estos libros
leerlos en momentos robados a su trabajo. Entrar en este recinto será para él
su mejor hobby de donde nunca saldrá desilusionado; sino con nuevas ideas e
inspiraciones. Sólo así, los médicos, además de ser humanos, sencillos y
modestos en su actuación profesional y hospitalaria, serán miembros de una élite intelectual , pero sin pujos de
supersabios”.
Notamos en
las recomendaciones del Dr. Trompiz que la biblioteca debe tener diferentes
divisiones que corresponden a distintos
tipos de libros como los médicos, los filosóficos y los de cultura general. Por
otro lado la tendencia a mantenerse en contacto con el pensamiento universal, a
través de autores extranjeros, es obvia por el catálogo que reseña. Pero
también Trompiz aconseja leer libros intrascendentes dedicados al detectivismo,
seguramente para variar y no tomarlo todo tan seriamente.
30
Queda claro que la biblioteca es un sitio acogedor,
propicio para la lectura y la reflexión. Miguel de Unamuno reflejó ese aposento
y su función en dos poemas. Citamos algunos versos de los mismos:
Es de noche en mi estudio:
Aquí, de noche, sólo, este es mi estudio;
los libros
callan;
mi lámpara de
aceite
baña en
lumbre de paz estas cuartillas,
lumbre cual de sagrario;
los libros callan;
de los
poetas, pensadores, doctos,
los espíritus
duermen;
y ellos es
como si en torno me rondase
cautelosa la
muerte.
Leer,
leer, leer la vida
Leer, leer,
leer, vivir la vida
que otros
soñaron.
Leer, leer, leer el alma olvida
las cosas que
pasaron.
31
Por los párrafos anteriores es evidente que se
refieren a una biblioteca clásica como un mueble abarrotado de libros, la cual
ha sido desplazada por el mundo digital. No obstante, el rincón acogedor para
la meditación con o sin una biblioteca a la vieja usanza o con una computadora
u otro implemento digital puede tener un buen efecto inspirador, espiritual.
32
Thoreau dice:
“Los
libros transportan las civilizaciones. Sin libros, la historia estaría en
silencio, la literatura enmudecería, la ciencia sucumbiría, y el pensamiento y
la especulación se paralizarían para siempre”.
“Lee
los buenos libros primero. Lo más seguro es que no llegues a leerlos todos”.
33
En estos días
he disfrutado algunos libros: “Un hombre afortunado” de John Berger,
sobre un médico comunitario que me ha hecho reflexionar acerca del papel de
esos galenos en nuestros pueblos. Conocí
a los médicos comunitarios en Rusia y admiré su trabajo abnegado. Visitaban a
los enfermos en su casa, llamaban y preguntaban cómo estaban sus pacientes. El
libro de Berger es el relato de un médico que todo lo daba por sus enfermos a
quienes trata con cariño. Su trabajo es muy apasionado.
En
Venezuela cuando los jerarcas de esta falsa revolución inventaron lo de los
médicos integrales comunitarios, yo inmediatamente lo asocié a la imagen
idílica que tenía de estos médicos, Pero no, los primeros médicos integrales
formados a empujones y a martillazos, según la apreciación de la Academia
Nacional de la Medicina, me defraudaron: quería ser como los médicos cirujanos
cásicos egresados de nuestras universidades tradicionales para acceder a
posgrados que sólo corresponden a los citados médicos cirujanos. Lograron,
incluso de los tribunales los equipararán de un plumazo.
Se
perdió la intención, muy buena, de formar a un médico comunitario en Venezuela:
acercar a este profesional al pueblo al darle sentido de pertinencia a su
labor. Es decir, el nuevo médico integral debería sentir que el ambulatorio y
la población circundante del mismo era su fin fundamental en el aspecto
concerniente a su salud. Y hay todavía un tema subjetivo, pero no menos
importante: el régimen favorece desde el punto de vista laboral y salarial a
los médicos comunitarios; y esa discriminación es caldo de cultivo para la
envidia y el atropello: algunos comunitarios abusando de su poder intentan
humillar a sus colegas médicos cirujanos. La ignorancia es atrevida, dicen.
34
“Cuentos de La Alhambra”, son exquisitas crónicas de Washington Irvin sobre
la pasantía árabe en España y que nos
dejó su huella en nuestra lengua. Los árabes estuvieron en España desde el 711
hasta el descubrimiento de América en 1492. Nos legaron muchas de sus palabras
que pasaron al español. Entre otras mencionamos: aceite, aceituna,
adobe, aduana, ajedrez, alacrán, albahaca, alberca, alcalde, alcalino,
alcatraz, alcázar, alcoba. Alcohol, alfil, alfombra, algarrobo, algodón,
algoritmo, almacén, almanaque, almirante, almohada, alquiler, alquimia,
amalgama, añil , índigo, arroba, arroz,
asesino, atún, ayatolá, azafrán, azar, azúcar, azucenas, azul ,balde, barrio,
berenjena, burca, camisa, café, cero, chivo, cifra, dados ,espinaca, fulano, gacela,
guitarra, hachís, harén, hasta, imán, jarra,jaque (en el ajedrez), jaque mate ,jirafa, laca,
lila, lima , limón, loco, macabro, marfil , mármol, masacre, matanza, masaje,
máscara, mezquita, momia, mono, musulmanes, naranja, olé, paraíso, rehén,
rincón, sandía, sofá, sorbete, rubio, talco, tamarindo, tarea, tarifa, tártaro,
taza, toronja , zafra ,zanahoria, zumo , y hasta cuando decimos ¡ojalá! Estamos
invocando a su dios Alá (¡oh Allah!)
35
“Poesía para presidentes”, de Enrique Mújica, un libro esclarecedor, liberador
pero también desolador y pesimista: nada de lo que hagas vale la pena. Parece
ser que alguien inventó la vida y nos dio algunas tareas para entretenernos
mientras pasa el tiempo y llega la muerte. De esa manera el que hace poco se
iguala con el que no hace nada y también con el que hace mucho. Al fin y al
cabo todos somos iguales en un cementerio. Pero es importante saber que cada
quien debe encontrar su camino para entretenerse en la vida. La ociosidad es la
madre de todos los vicios, dice el refrán popular. Los psiquiatras saben ,a
partir del médico francés Pinel,
implementador de las reglas en los
asilos de enajenados mentales, que los locos ocupados física y mentalmente se
curan más rápidos que los perezosos.
36
También
he ubicado una obra con mis notas al
margen y párrafos remarcados: el “Diario de Ana Frank”. He aquí algunos de esos
instantes (1944) resaltados con rojo de la Segunda Guerra Mundial y que me han
hecho comprender que no se relaciona con el
déjà vu lo que siento, sino con una vieja lectura: “Se hace cola hasta
para comprar verdura. Los médicos no pueden visitar a los pacientes, pues en
cuanto vuelven la espalda le roban su vehículo; el robo y las raterías están a
la orden del día, al punto que nos preguntamos qué ha sucedido con los
holandeses, quienes de la noche a la mañana se han transformado en ladrones”
“Nadie
se atreve a salir de su casa ni por cinco minutos, pues si te vas se van
también tus pertenencias”.
“Todo
el mundo se dedica al mercado negro…Los asaltos, los asesinatos, los robos son
ya rutinarios. Policías y veladores participan en ellos como profesionales,
pues todos quieren satisfacer su estómago a toda costa”. “El mundo entero está
de cabeza. Las personas decentes son enviadas… a prisión o a temblar en celdas
solitarias, mientras que la escoria gobierna
a jóvenes y viejos, a ricos y a pobres”.
Sin cometarios.
Pareciera
que estamos hablando de la Venezuela de la revolución del socialismo del siglo
21.
37
Gottfried Benn, destacado médico y poeta alemán,
daba gran importancia a la preparación humanística de cualquier universitario. Tenía en su biblioteca una Sagas de la
antigüedad clásica, una antología en cuatro tomos de escritos griegos con
textos filosóficos matemáticos, literarios, médicos e históricos (Recopilación
de Ulrico Von Wilammowitz-Moellendorf, helenosta alemán). Los dioses de Grecia
de Walter Otto, La Filosofía del Arte de
Hippolyte Taine, obras de Homero, Platón , Ovidio y Sófocles.
38
De los libros
sobre El Libertador sólo algunos me han impactado y se han quedado para siempre
en mi memoria. Para conocer la vida íntima de Bolívar lo mejor es el Diario de
Bucaramanga de Luis Perú de Lacroix, quien en 1828 se convirtió en la sombra
del Libertador y les seguía a todas partes, incluso hasta el dormitorio. Por
este diario sabemos que Bolívar le gustaba comer arepas, hacía el mismo sus ensaladas,
rechazaba la mantequilla, de vez en cuando levantaba una copa de vino, le encantaba jugar a las cartas;
y cuando se enojaba su palabra preferida era “coño” (¿y para quién no es la
preferida cuando estamos enojados?).
39
La biografía del colombiano Indalecio Liévano
Aguirre (“Bolívar”) es una de los más completas porque nos retrata al héroe de
carne y hueso a través de muchas anécdotas sin que el rigor científico de la
obra sea alterado: Bolívar le caía mal a Andrés Bello y a Humboldt , por
ejemplo. Por supuesto, ambos personajes
cambiaron de opinión con el tiempo.
40
“Mocedades de Bolívar” de Rufino Blanco Fombona es
un recorrido muy fresco de nuestro personaje cuando era un muchacho. La afición
de Bolívar por montar a caballo era tanta desde su más tierna juventud que le
pusieron por sobrenombre “culoehierro”.
41
Hay dos
novelas interesantes: la de Gabriel García Márquez (“El general en su
laberinto”), muy criticada por Cabrujas, pero que nos muestra al Bolívar
derrotado por la enfermedad, aprovechada por sus enemigos lliputienses para
llevarlo a la tumba. La otra es la del
ruso Vladímir Gúsev ( “Simón Bolívar , horizonte de Libertad”.), diseñada a
través de las narraciones de algunos personajes del entorno de Bolívar. En el
espíritu literario de la anterior está concebida la obra de teatro “La última
audiencia”, de Adolfo Rodríguez, y que nos muestra a Bolívar en su lecho de
muerte hilvanando sus ideas en medio de la confusión mental que le provoca la
enfermedad.
42
El ruso José
Lavretski, famoso espía soviético (lo supimos después que la KGB desclasificó
sus documentos) que tomó parte en los preparativos para asesinar a Trotsky y luego se convirtió en escritor y académico
(lo conocí en Moscú en su profunda vejez y hasta me autografió algunos de sus
libros) publicó una biografía de Bolívar
en la que yo destaco un retrato del héroe realizado en Moscú en 1829,
con la peculiaridad de que no se parece ni al de José Gil de Castro (el más
exacto, según el propio Bolívar) ni a ninguno de la colección Boulton. En
realidad se parece a un campesino ruso en traje militar.
43
En “Acción y utopía del hombre de las
dificultades” de Miguel Acosta Saignes,
Bolívar es analizado desde la perspectiva del marxismo (como en el libro del
cubano Francisco Pividal: “Bolívar, pensamiento precursor del
antiimperialismo”) y yo lo veo con una especie de Job, ese personaje bíblico
que es sometido a todo tipos de pruebas y obstáculos por Dios; pero, sin
embargo, sigue adelante con la fe y convicción
de que saldrá airoso.
44
Y ya que hablamos de marxismo es bueno recordar la
peor biografía que he leído sobre nuestro máximo héroe: la de Carlos Marx y que
se llama “Simón Bolívar y Ponte”. Está escrita con mediocridad, ligereza y
hasta con envidia. Bolívar es un don nadie, según el alemán. El desaparecido Instituto de marxismo-leninismo de la también
desaparecida URSS hizo algunas aclaratorias. Algo así como que Marx se estaba
muriendo de hambre y quiso matar un tigrito y los norteamericanos le entregaron
con mala intención unos panfletos
antibolivarianos como bibliografía.
45
Muchos pensadores han afirmado que el hombre es un
animal de costumbres. Por eso para los tiempos decembrinos acostumbro leer
siempre los mismos libros; aunque en los
días navideños de 2017 me entretuve con
unos textos de Haruki Murakami, por recomendación de mi hija Natalí. Los de
Murakami, escritor japonés ampliamente reconocido, son “De qué hablo cuando
hablo cuando hablo de escribir”, “Escucha la canción del viento” y “Pinball
1973”.
46
Los favoritos para esta época de fin de año son “Canción de navidad” de Charles
Dickens; “De cómo Panchito Mandefuá cenó con el niño Jesús”, de José Rafael
Pocaterra; “Metchnikov y los fagocitos”; y, anexado en los últimos tiempos a mi
alforja de preferidos, “Los reyes magos, el nacimiento de Jesús y la estrella
de Belén”, del filósofo e historiador Vladimir Acosta.
47
Canción de
navidad nos recuerda que fuimos y siempre seremos niños, que muchas veces
esperamos impacientemente la llegada del niño Jesús y sus regalos, que en
algunas ocasiones tratamos de no dormirnos para sorprender y ver con nuestros
propios ojos al niño Jesús en persona,
pero que al fin nos venció el sueño; y que sufrimos una gran desilusión cuando
nos enteramos que el niño Jesús eran nuestros padres.
48
Panchito
Mandefuá es un relato muy triste y conmovedor para entender a los que no tienen nada que celebrar. Las
navidades de la Venezuela chavista, son
las de Pachito Mandefuá.
49
La vida de Metchnikov, narrada por Paul de Kruif en “Cazadores de microbios”,
está entre mis relatos favoritos porque
un arbolito de navidad ayudó al científico ruso en su descubrimiento de la
fagocitosis, sin el cual no se entendería un simple examen de hematología o
hemograma.
50
Por último, Acosta demuestra con abundancia de datos
históricos y rigurosidad metodológica que
el nacimiento de Jesús en un pesebre, los reyes magos y la estrella de
Belén son unas leyendas hermosas. Nada de eso existió, dice. Sin embargo, todos
los humanos tenemos un pensamiento mágico ancestral y, aun siendo muy
científicos, no permitimos que nos arranquen de nuestros corazones el espíritu
de la navidad.
51
A Sangre Fría, de Truman Capote, es una de las
mejores novelas de no-ficción (parece un reportaje periodístico) que he leído. Hay
una película sobre cómo Capote escribió la novela. A Capote lo interpreta
Hoffman , quien aparentemente se suicidó, como Robin Williams. El propio Capote
murió en condiciones extrañas. Todos estos personajes fascinaban a Argenis
Rodríguez (el Charles Bukowski venezolano) por lo del suicidio. Argenis Rodríguez
hizo suya la afirmación de un personaje de Dostoievski, quien solía decir que
es una vergüenza vivir más de cuarenta años. Si a esa edad no se ha hecho nada,
suicídate. Eso fue lo que hizo Argenis. Cumplió con sus creencias y teorías
sobre la vida y se ahorcó.
No creo en eso.
Puede ser que uno no haya hecho
nada a los cuarenta años, pero debe tener
una lista muy grande de libros por leer, y eso ya justifica su
existencia. Estoy con Voltaire, quien como ateo militante hablaba muy mal de Dios y decía estar de
acuerdo con el suicidio. Sin embargo, cuando le preguntaban al caminar por un
puente porque no se suicidaba lanzándose
al vacío para demostrar sus ideas, el muy ateo Voltaire contestaba cínicamente:
“Dios me dio la vida y solo Él me la quitará”.
52
Chejov según Chejov .Así se llama el libro de Sophie
Laffitte sobre el médico y escritor ruso Antón Chejov, padre del cuento corto.
La sensibilidad mostrada por Chejov en sus relatos le viene desde la infancia
cuando no soportaba la crueldad hacia los animales. Al llegar a una ciudad
visitaba primero los cementerios y los circos. Leía a Marco Aurelio y escuchaba a Chopin y a
Bethoven .
Algunas frases extraídas del libro:
-Los enamorados se comprenden mejor cuando callan
(“Me gustas cuando callas porque estás como ausente”)
-Sólo en el mar y en la estepa, durante una noche de
luna, puede apreciarse la infinidad e inconmensurabilidad profundidad del
cielo. Es terriblemente tierno y bello.
-Lo importante es ser justo y todo lo demás vendrá
por sí mismo.
-La vida es difícil para quienes tienen la audacia de ser los primeros
en tomar un rumbo desconocido.
-Solo los imbéciles y los charlatanes lo saben todo.
-Qué música maravillosa es el silencio de la noche.
- Cuando escucho la Sonata del claro de luna me
parece que mi vida no es tan desgraciada y que todavía tengo la posibilidad de
rehacerla por entero.
- La felicidad y la alegría no están ni en el dinero
ni en el amor, sino en la verdad.
- Amo la naturaleza y la literatura, amo a las
mujeres bonitas y odio la rutina y el
despotismo.
-Cuando la humanidad aprenda verdaderamente a aliviar sus sufrimientos con pastillas y
gotas .dejará a un lado fatalmente la religión y la filosofía.
-Entre decir “Dios existe” y “Dios no existe” se
extiende un campo inmenso que apenas el sabio verdadero es capaz de atravesar.
-No me permitas, Dios mío, juzgar a nadie o hablar
de lo que nada sé.
- Cuando el alma está atormentada. ¡Qué triste
resulta estar solo!
-El hombre de bien puede sentirse avergonzado
incluso delante de un perro.
(Esto último es muy cierto como todo lo de Chejov:
siento lástima cuando miro un perro hambriento hurgando en la basura; y más
lástima ahora cuando muchos venezolanos compiten con los perros entre los
desperdicios)
53
Ernesto Sábato se confesó en su
libro “Antes del fin”. Dijo cosas amargas y fue
profundamente pesimista. Seguía pensando, como en su juventud, que la
vida en un inmenso e incomprensible túnel. Quien está para morir, suele decir
verdades. La frase cervantina cobra fuerza
en esta obra otoñal de Sábato, donde brevemente recorre su vida y
explica los principios que la guiaron.
Lo
mejor de este mundo es la infancia, dice Sábato. En esa época todo es eterno y
no hay límites, contamos los periodos según las fiestas, los cumpleaños, las
navidades y el paso de los Reyes Magos. El autor del El Túnel recuerda su
infancia solitaria, las tormentosas pesadillas y el sufrimiento del
sonambulismo. Su madre fue comprensiva y bondadosa. El padre fue un déspota, no
obstante, Sábato no lo reprocha. Por el contrario le agradece la disciplina
férrea que contribuyo a forjar su carácter severo para enfrentar las
adversidades.
Sábato,
en su juventud, busco la verdad en el materialismo dialéctico, en la física u
en las diferentes manifestaciones del arte. Llegó al ateísmo , pero luego aceptó a Dios como un algo “Absoluto”. Más tarde,
ante tanta injusticia y miseria, expresa que si dios existe este bien
enmascarado. La vida –dice- es una realidad dura, un túnel, un callejón sin
salida, una desolada confusión de hermosos ideales y torpes realizaciones.
Sábato leyó a
Julio Verne, Schiller, Goethe, Rousseau, Dostoievski, Tolstoi, Chejov, Gogol y
Poe. Estas lecturas le hacen llevadera la vida, compleja, contradictoria,
inexplicable. Vivir es un viaje incomprensible hacia la muerte. Leer ayuda a
soportar ese viaje. Sábato pierde a su hijo y luego a su esposa. Se siente
solo, y la última soledad es la del amante sin su amada, la del hijo sin el
padre y la del padre sin el hijo.
Es decir, buscamos una verdad a través de los años y
recibimos mucho dolor. El paso del tiempo refuerza el dolor. En las crisis
totales solo el arte puede expresar la angustia y la desesperación del hombre.
Así lo entendió cuando le tocó decidir entre la física y la literatura. ¿Por
qué abandonó su trabajo como físico al lado de Marie Curie con tantas
perspectivas? Quiso suicidarse en el Sena y decidió escribir El Túnel. Para Sábato
la función de la filosofía no está en la relación entre la conciencia y
materia, como sostenían los marxistas. Milita en el existencialismo de Camus:
la filosofía nos debe ayudar para decidir si vale la pena seguir viviendo o
suicidarnos.
Sábato habló de la globalización, del
neoliberalismo, del desempleo. Como Galiano entiende que el hombre
contemporáneo le teme más al desempleo que a la muerte. Dios y el demonio se
disputan el alma del hombre, y el hombre batalla todos los días en el medio del
caos y la desdicha. La realidad macroeconómica no se compadece con el
microcosmos del hombre sencillo. Los de arriba se ocupan más del producto
interno bruto. Será por eso que nuestra educación nos hace cada vez más brutos.
Todo esto entristeció a Sábato. Y con la
tristeza las cosas se le vuelven alma
como a Cioran , o filosofía como a
Epíteto.
Antes del fin está impregnado de nostalgia por el
pasado, temor por el presente y pesimismo ante el futuro de la humanidad.
Sábato expresó
pensamientos así:
-Sin utopía ningún joven puede vivir en una realidad
horrible
-Es necesario escribir y meditar para vivir.
-Una novela profunda surge frente a situaciones
límites de la existencia, dolorosas encrucijadas en que intuimos la
insoslayable presencia de la muerte.
-La vida es un borrador que no podemos corregir.
-El arte salva de la locura.
-El ser superior es tratado con mezquindad y
reticencia por sus colegas.
-En cada niño indigente veo un Rimbaud.
-Llegamos a la ignorancia a través de las razones.
-Dios parece esconderse detrás del sufrimiento.
-La depresión es un lujo. Hay que sobreponerse.
-Vivimos entre la desesperación y la esperanza.
-Que desdichado es el hombre que solo cuenta con la
razón. La mayor nobleza del hombre es la de levantar su obra en medio de la
devastación, sosteniéndole infatigablemente, a medio camino entre el desgano y
la belleza.
-Solo quienes sean capaces de encarnar la utopía
serán aptos para el combate decisivo, el de recuperar cuanto de humanidad
hayamos perdido.
Con este último pensamiento Sábato se hizo menos pesimista y trató de darle un mensaje
de aliento a las nuevas generaciones, y aceptó que vale la pena vivir para
luchar por lo demás, por nuestros seres queridos y por los desamparados.
Incluso vale la pena luchar por las pequeñas cosas materiales que nos pueden
deparar momentos fugaces de felicidad.
54
Arturo Uslar Pietri dijo que Juan Vicente González
(1810-1866) fue el escritor más polémico de su época y comparó su aspecto
físico con el de una grulla, porque su enorme cuerpo reposaba sobre unas muy
delgadas piernas.
En la biografía de Juan Vicente González escrita por Lucía Raynero se retrata al
escritor como un hombre pugnaz, conocedor de los clásicos griegos y latinos.
Por eso dijo: “Las épocas clásicas de Grecia y Roma son el objeto de la
constante emulación de todos los siglos; no se llega a escribir bien sino
imitándoles”.
En materia periodística se enfrentó a Antonio
Leocadio Guzmán, a quien incluso apresó cuando se escondía en un fogón. De
Guzmán dijo: “Hombre sin fe, trastornador público, empleado sin probidad, azote
de su propia familia, la guerra entre nosotros va a ser de muerte. Yo le
denuncio a usted como conspirador, y usted sabe que me consta.¡Malvado! Conozco
que soy el brazo de Venezuela contra su peor enemigo”.
Pero también
era poeta y galante. A la soprano alemana Cecilia Saemann escribió: “ Cecilia,
envíame una rosa de las que se hayan enredado en tus cabellos, para que exhale
su resto de perfume en mi sepulcro”.
Páez lo apresó y una vez cuando el dictador visitó
la cárcel, Juan Vicente le gritó: “! Miserable, has borrado la fábula que te
inventó mi cariño”. Le dio la espalda y se sentó a escribir. Y tenía razón
porque antes había elevado con sus escritos al panteón de los semidioses al Centauro del llano.
Cuando lo llamaban “Tragalibros” él respondía “y tú,
“Tragalibras”. Consideraba a los libros unos amigos fieles que no engañan. Para
JVG la historia era parte de la
literatura, parte integrante de las bellas artes. Fue un romanticista. Enfrentó
a Falcón, quien luego le compró su biblioteca para paliar su extrema pobreza.
Le recordaron que en otra época había escrito un duro perfil sobre el general;
pero él respondió: “Es que antes lo veía de perfil, y ahora lo veo de frente”.
Murió de una gangrena por diabetes. Alguien le
preguntó por su salud, unos días antes de morir, y él contestó: “Aquí pensando
que el sol de mañana no calentará mis tristes huesos”.
55
Argenis Rodríguez lo repetía hasta el cansancio: lo
que más amaba en esta vida era la lectura.
Una pasión desmedida por los libros le hacía relegar cualquier otra
actividad por lo que solía decir que resumía su paso por la existencia con una
sola frase: confieso que he leído.
Cuando no leía, escribía, y sus escritos lo hicieron “el más joven
cultivador del género narrativo en la última promoción de escritores”, según lo
afirmó Pedro Díaz Seijas en 1986.
Para
Argenis la novela nace con Cervantes, quien se inspiró en las lecturas de los
cuentos italianos; pero son los ingleses como Charles Dickens, quienes le dan
el tinte social al género. Flaubert, con
Madame Bovary, hizo hincapié en la protesta social. El naturalismo nace como Zola y la
introspección aparece como James Joyce.
El Ulises de este último autor fue lectura preferida de Argenis y la
influencia de la misma en su obra posterior ha sido recalcada. Salvador Garmendia lo escribió así: “Argenis
se leyó casi todos los libros; pero no todos por haber pasado demasiado tiempo
descifrando el Ulises de Joyce… cuando comenzó a escribir a prisa y en las
hojas de un cuaderno a rayas, lo hizo con la falta de modales, desparpajo
lexical, la inclasificable sintaxis y el desdén arrogante por el uso del tiempo
y demás previsiones formales, con que aquel libro de horas, blasfemo, fugaz,
irreverente, le había encendido las ideas noche a noche. Esa escritura exasperada, erudita, fantástica
y demencial se convirtió en su religión secreta. Como diabólico saltamontes joyceano quería
saltar en una misma línea, del lecho conyugal al burdel, de la piedad al
desenfreno, de la soledad más oscura a la claridad indecente y maltrecha de las
calles. Puedo imaginarlo, releyendo en
alta voz, cien veces seguidas, y por último ya a ojos cerrados como si
repitiera obsesivamente una lección que se niega a revelar su sentido…”
El cuento y la poesía, como los géneros más antiguos
de la literatura, ocuparon la atención de Argenis de manera especial. Para él, la Biblia era un cuento largo, o
varios cuentos, Chejov es uno de los mejores cuentistas y Horacio Quiroga le
atraía por la ola de suicidios que lo envolvía.
Julio Cortázar explicaba el boom como un fenómeno
literario en un determinado punto del planeta, cuyo auge y desplazamiento
obedece al capricho de los tiempos y la geografía. El decir en un momento dado favorece la
cultura y específicamente la literatura en determinado país o continente. Para Argenis el boom es la continuidad del
arte literario y donde las mejores tradiciones de las letras se conservan a
través del hilo narrativo. Por eso la
influencia palpable en las obras de los autores del boom, de Camus, de Sartre,
Joyce, Flaubert, Faulkner y Hemingway.
56
En tiempos pasados no existían institutos ni universidades; pero existían
Escuelas y Maestros. Las Escuelas y los
Maestros eran conceptos superiores a los que tenemos hoy en día sobre esas
mismas palabras. Así tenemos, por ejemplo, la Escuela de Aristóteles, la
Escuela de Pitágoras, y la Escuela de Hipócrates.
57
El Maestro buscaba la sabiduría, no el conocimiento
vulgar y práctico.
58
El alumno o discípulo elegía a un Maestro, lo seguía
para aprender y obtener el conocimiento sobre el sentido de la existencia. A
veces el Maestro elegía a sus discípulos. Maestros y alumnos tenían como tarea
hacer las indagaciones pertinentes para encontrar la verdad.
59
Se encontraba la verdad cuando se llegaba a la
sabiduría. La verdad era una noción que proporcionaba calma y placer
espirituales porque daba respuesta a una pregunta transcendental: ¿Para qué
vivimos?
60
La sabiduría era
una llama que guiaba al Maestro por los caminos de la vida.
61
La sabiduría estaba por encima de los estudios:
Sócrates no sabía leer ni escribir, pero lo consideramos el gran Maestro de la
ética.
62
Platón sabía
leer, pero buscó a Sócrates para aprender de él.
63
La búsqueda
de la verdad con fervor ya es sabiduría. Es decir, la importancia está en el
camino mismo hacia la verdad, no en la propia llegada. Porque tal vez nunca
lleguemos.
64
Para el Maestro el simple conocimiento no es
sabiduría.
65
Se puede masificar la educación, pero no la
sabiduría. ¿Cuántos maestros y alumnos necesitamos? No sé, pero Cristo (por dar
sólo un ejemplo) con doce discípulos, con sólo doce, nos hizo a todos más
humanos.
66
La Ciencia y
el arte han atravesado un largo camino que partió desde la
magia y el mito. La escritura, los libros y las bibliotecas nacieron en
Sumer. En esta región la escritura fue inventada cuando el mensajero de un rey de Uruk hizo un largo viaje y al llegar a su
destino no dijo nada porque estaba muy cansado. Desde ese momento se decidió
enviar mensajes escritos .En la misma
ciudad de Uruk el héroe Enmelar olvidó escribir sus hazañas por lo que fue
condenado a beber agua putrefacta en el infierno. Es decir, escribir era muy
importante para los habitantes de Sumer, quienes denominaron a las bibliotecas
“é-dub-ba” (casa de las tablillas). En efecto, los libros eran tablillas de
barro, unidas con bisagras de hierro,
trabajados con la primera de las escrituras: la cuneiforme.
67
Asurbanipal (
627 a de C) , rey de Nínive , fue el
primero en coleccionar libros y colocarlos como en las modernas bibliotecas. El
escribió: “Lo mejor del arte del escriba, que ninguno de mis antecesores
consiguió; la sabiduría de Nabu, los signos de la escritura, todos los que han
sido inventado, los he escrito en tabletas, los he ordenado en series, los he
coleccionado y los he colocado en mi palacio para mi real contemplación y
lectura …”
68
En Egipto un
libro era un papiro (pa-pa-ra : perteneciente al rey) u hoja proveniente del
secado de los filamentos de una planta. Las bibliotecas eran sagradas y tenía la inscripción “Lugar de cura del alma” porque eran también
consultorios donde los médicos evitaban
que “ka” o el alma abandonara el
cuerpo. Los textos se protegían en un templo llamado Casa de la vida.
69
En Grecia
llamaron al libro “biblos” en honor a la ciudad fenicia Biblos. Quinientos años
antes de Cristo, los griegos hicieron una revolución al convertir la escritura
y la lectura en actividades comunes. Un libro era un rollo de papiro que se
consideraba publicado al leerse en público. Se sostenía con la mano izquierdo y
se desenrollaba con la derecha. Dos tomos eran dos rollos. Anaxágoras fue el
primero en publicar un libro con dibujos .Uno de los primeros poemarios
publicados fue el de Alemán de Sardes. Un verso suyo es muy lapidario y hermosos: “Yo conozco el
canto de todos los pájaros”.
70
Platón
creó una biblioteca en su Academia,
dedicada al héroe Academos . Allí tenía sillas, pizarrones, globos que
representaban al cielo, mapas, pinturas sobre Sócrates, un reloj de su propia
invención y papiros.
71
Bión de
Borístrenes , filósofo que vivió 300 años antes de Cristo, consideraba que los
libros leídos debía ser quemados; además
decía constantemente que “el peor mal es no sufrir ningún mal”.
72
No existen
parámetros generales para seleccionar un
libro, cada lector tiene el derecho de escoger una obra a su gusto y
preferencias. No obstante; siempre los especialistas han tratado de establecer
ciertos criterios especialmente para orientar a las generaciones más jóvenes que se inician en el fascinante mundo de la
lectura. El Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa (LBPF) escribió un opúsculo
que trata del tema: “La Magia de los libros”,
el cual se inicia con las palabras de Plinio citadas en la primera página
del Lazarillo de Tormes: no hay libro, por malo que sea, que no tenga una cosa
buena.
73
El amor a la
lectura debe inculcarse desde la infancia. La tiza, los lápices, los papeles,
los dibujos, la biblioteca del hogar, por muy humilde que sea, predispone el
ánimo del niño para seguir el camino de los libros. El Maestro LBPF hace una
advertencia sobre los textos escolares que mantiene su vigencia: los alumnos
pueden desarrollar rechazo hacia la lectura al relacionarla con las tareas
tediosas y rutinarias contenidas en la mayoría de los textos.
74
LBPF aconsejaba leer primero los autores nacionales,
luego los latinoamericanos y más tarde los del resto del mundo. Cada libro
tiene su época: El Principito para la niñez, María para la juventud, Crimen y
Castigo para un poco más tarde, El Quijote y La Biblia para leerlos siempre. Muchos
grandes tuvieron un libro de cabecera: Bolívar cargaba siempre El Contrato
Social, Napoleón le hacía correcciones al Príncipe, nuestro inefable Gómez sólo
leía a Maquiavelo, y Betancourt tenía entre sus favoritos a Los Ensayos de
Montaigne; otros indagan constantemente en el mundo de la poesía como en el
caso del poeta Carlos García que encuentra todas las respuestas a los problemas
de la vida en Hojas de Hierba de Whitman.
75
LBPF en
alguna parte dice: “Vivir, sin duda, es más importante que leer pero leer ayuda
a vivir en plenitud, contribuye a hacer la vida más hermosa, más amplia, más
generosa”.
Osorio y
Gallardo decía: “ De no leer viene el atasco intelectual, a atrofia del gusto,
la rutina para descubrir y escribir, los envilecimientos del lenguaje”.
76
En su libro
La Magia de la crónica Earle
Herrera define la misma como un género que tiene relación con la historia, la literatura y el
periodismo, siendo la forma más limpiamente
literaria de este último.
La crónica apareció con la misma escritura en los
albores de la civilización en Mesopotamia con las tablillas en cuneiforme. Los
sumerios pensaban que todo lo registrado en sus bibliotecas tenía un gran poder
más allá de lo inmaterial. En nuestro continente su origen se remonta hasta la
propia llegada de los españoles: Colón fue el primer cronista con sus cartas y
sus interesantes diarios donde registró con todos los detalles sus peripecias.
Le siguieron conquistadores, aventureros, soldados y religiosos. Todos
sintieron la suprema necesidad
espiritual de escribir, relatar, comentar e historiar la nueva realidad
que vivían. En Venezuela Juan de Castellano hizo crónicas en versos rimados
y de esa manera recogió la historia de
la conquista. Bartolomé de las Casas, José Oviedo y Baños, Francisco López de
Gomara, Alejandro de Humboldt y el obispo Mariano Martí escribieron sus
crónicas y sentaron las bases de la historiografía nacional. El estilo de
algunos de estos autores estaba en la frontera de la realidad y el mito. Esto
hizo decir a Alejo Carpentier que la historia de América era una crónica de lo
real maravilloso.
77
La crónica es el cuento de lo que ve y oye el que
escribe, y contiene todos los géneros literarios; pero siempre partiendo de un
hecho real aunque puede tener elementos que sobrepasan la realidad. Según
Herrera, la crónica debe ser un relato
fidedigno de los hechos, aunque carezca de un orden cronológico, narrados
amenamente, con humor y mucha poesía y un estilo peculiar y subjetivo que identifique
al autor.
Herrera afirma que el hacedor de crónicas nos va
develando los secretos y encantos de lo
cotidiano. Cada efímero instante de la
vida del hombre logrará captarlo con su especial sensibilidad o percepción
y expresarlo con gracia o con humor, con
fuerza o poesía, en el breve pero iluminador espacio de la crónica, que
reproduce en la escritura los instantes de la vida, con sus cosas grandes y
sencillas.
Con respecto a la extensión, López Gomara prefirió
hacer crónicas breves “que a todos place; solamente descontenta a los curiosos
que son pocos, y a los ociosos que son pesados”. Cervantes por boca de El Quijote dijo que lo
bueno si es mucho, aburre; mientras que lo malo si es poco, puede gustar.
78
Traiciones de la memoria, así se llama el libro del
escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, donde habla de su vida pero en forma de cuentos combinados con el
ensayo. La mayoría de las obras
literarias contemporáneas ya no se
pueden encasillar con una etiqueta específica; porque en el marco de la posmodernidad, tienen un
toque de cada uno de los géneros conocidos.
De los tres
relatos: Un poema de bolsillo, Un camino equivocado y Ex futuros, me impactó
más el primero. El autor trata de averiguar si unos versos encontrados en un
bolsillo de su padre asesinado pertenecen a Jorge Luis Borges. El poema dice:
Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adam y que es ahora
todos los hombres, y que nos veremos.
Ya somos en
la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los ritos de la muerte, y las endechas.
No soy el
insensato que se aferra
al mágico sonido de su nombre.
Pienso con esperanza en aquel hombre
Que no sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del cielo
está meditación es un consuelo.
79
En la búsqueda
del verdadero autor del texto lírico, Abad hace profundas reflexiones sobre la
vida a través de la memoria: “…Qué queda
de la vida cuando uno no la recuerda ni la escribe? Nada. Hay muchos pedazos de
nuestra vida que ya no son nada, por un simple hecho: ya no los recordamos.
Todo lo que no se recuerda ha desaparecido para siempre”. Y prosigue: “La vida
a veces tiene la misma consistencia de los sueños que, al despertarnos, se
desvanecen. Por eso uno debería tener con ciertos episodios de la vida-tal como
hacemos con algunos sueños-la precaución
de anotarlos porque si no, se
olvidan y se disuelven en el aire”.
80
Podemos confundir, con el paso de los años, la
realidad con la fantasía. Eso es la confabulación de la memoria: la aparición
de recuerdos de experiencias que en realidad nunca han tenido lugar. Sobre un
mismo hecho los testigos pueden dar diferentes versiones. Todo depende de la
valoración que haga cada uno del mismo. “Las vivencias se olvidan, las cosas se
pierden”.
Un mismo relato tiene sus variaciones. La memoria
solamente es confiable cundo es imperfecta y “ que una aproximación a la
precaria verdad humana se construye solamente con la suma de los recuerdos
imprecisos, unidos a la resta de los distintos olvidos”.
81
Recordamos
las cosas no tal como ocurrieron, sino tal como las relatamos en nuestro último
recuerdo, en nuestra última manera de contarlas. El relato sustituye a la
memoria precisa, afirma Héctor Abad y continúa: “Así son los recuerdos,
traicioneros, huérfanos de su prueba testimonial de piedra o mármol”. La
memoria superpone en el mismo espacio recuerdos de tiempos distintos: “No es
una falsedad, es un detalle de un tiempo trasladado a otro momento”.
Abad indaga
sobre el origen de poema en periódicos, revistas y libros viejos. Viaja a
diferentes lugares. Hace entrevistas y compara las diferentes versiones para
concluir que los versos pertenecen a Borges. En el libro hay abundante material
fotográfico con apuntes de puño y letra del autor que permiten ir junto con
él tras la huella de sus
investigaciones.
82
En Ex Futuros
se analiza el papel de la literatura, la cual
compara con la locura: “Siempre he pensado que la pasión literaria, el
gusto por imaginar historias, por sumergirnos en ellas y encarnar en
personajes que somos nosotros, tiene un
parentesco estrecho con la esquizofrenia, con la demencia…”
“Escribir ficciones tiene algo de locura
controlada”. El escritor se refleja en sus personajes imaginarios. La bondad de
Don Quijote era una de los atributos de Miguel de Cervantes. Flaubert dijo que
él era Madame Bovary. El novelista se desdobla. Borges afirmó: “Yo, que tantos
hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde
Urbach”.
La
literatura, como el juego del ajedrez sirve para analizar las variantes de la vida. Podemos regresarnos, como en una
partida del juego ciencia, y analizar porqué ganamos o perdimos. Un libro puede
ayudarnos a ubicarnos mejor en el contexto de nuestros problemas. Lo que fuimos
y lo que no fuimos sólo será, con el paso del tiempo, fantasmas. Y los
fantasmas están en la literatura.
83
El doctor Héctor Abad es recordado por su hijo con
nostalgia (en “El olvido que seremos”) con dolor y cariño en páginas dramáticas,
hilvanadas con impresionante suspenso lírico. A diferencia de Kafka que le
escribió una carta a su padre para reprocharle su despotismo, el autor del
“Olvido que seremos” le escribe a su progenitor para decirle que fue un gran
padre, amoroso y comprensivo; pero con la triste convicción de que jamás leerá
sus notas.
El autor recoge los pasos de su padre asesinado y
revisa sus papeles con muchos consejos: “Si quieres que tu hijo sea bueno,
hazlo feliz, si quieres que sea mejor, hazlo más feliz”, porque la vida es dura
y la única receta para poder soportarla es haber recibido en la infancia mucho
amor de los padres. El dinero se debe perseguir con un solo fin: para poder
conservar y defender a toda costa la independencia mental, sin que nadie nos
pueda someter a un chantaje laboral que nos impida ser lo que somos. Sobre la
educación institucional decía que para enseñar había que combinar el
conocimiento, la sabiduría y la bondad. El mejor método en el aula es el
socrático: hacer preguntas interesantes para incentivar la curiosidad de los
estudiantes. Demostrar la máxima aristotélica de que el mayor placer está en la
búsqueda del conocimiento. El autor tiene un peculiar concepto sobre la vida y
considera que la muerte de un recién nacido o la de un viejo duelen menos. El
periodo más provechoso está entre los quince y los treinta años. Después
decaemos y cuando nos acercamos a los cien años coincidimos con el feto y ya
nada importa.
La muerte de una hermana de apenas dieciséis años
marca a la familia. Un melanoma, cuyo origen estaba en unos lunares, descritos
como un rosario de bolitas infernales, destroza a todos los miembros del clan.
La enfermedad, como todas las incurables, hizo que se recurriera no sólo a
medicina científica, sino también a
la mágica porque no importa la
procedencia del medicamento, si el mismo abre una esperanza para la cura.
Héctor Abad Faciolince siempre pensó vengar la
muerte de su padre; pero con el paso del tiempo cambia de parecer y reflexiona:
“…entendí que la única venganza, el único recuerdo y también la única
posibilidad de olvido y de perdón, consiste en contar lo que pasó, y nada más”.
Con estas palabras finales recordé a Argenis Rodríguez, quien solía decir que
había matado a todos sus enemigos con una pluma.
84
Gabo: cartas
y recuerdos, así se llama el libro del afamado periodista colombiano Plinio
Apuleyo Mendoza (PAM), y en el cual habla (en 250 páginas) de su amistad con
Gabriel García Márquez (GABO), desde los tiempos universitarios hasta que lo
acompañó a recibir el Premio Nobel de Literatura. Esa amistad estableció
fuertes lazos desde el momento que Plinio Apuleyo se atrevió hacerle
observaciones a uno de los primeros libros del Gabo. Desde entonces el autor de
Cien años de soledad le confió la lectura de sus libros antes de publicarlos.
Esta obra de PAM es una cátedra de periodismo,
literatura e historia contemporánea.
85
Gabo, según PAM, “le robaba horas enteras para
escribir cuentos o novelas”, cuando dejó definitivamente la universidad para
dedicarse de lleno a lo que más amaba:
la literatura.
Gabo se refiere a su disciplina férrea así: “La
verdad es que la disciplina te la da el propio tema. Si lo que estás haciendo
te importa de veras, si crees en él, si estás convencido de que es una buena
historia, no hay nada que te interese más en el mundo y te sientas a escribir
porque es lo único que quieres hacer…”. “El deber de un revolucionario es
escribir bien …(y) la única posibilidad que se tiene de escribir bien es escribir las cosas que se han visto”. Gabo
es terriblemente exigente con sus manuscritos, los cuales pasan por todos los
filtros “hasta quedar seguro que no le falta ni le sobra una sola coma.
86
PAM pensó siempre que Gabo tenía su vida muy
planificada para llegar hasta donde llegó; sin embargo, una vez le confesó
entre copas de champaña: “Yo no sabía , te lo juro, hasta donde podía empujar
el carro. Simplemente me levantaba cada mañana, sin saber que iba ser de mí, y
lo empujaba. Un poco más. Siempre un poco más, sin saber si llegaba o no
llegaba. Sin saber nada”. Luego Gabo se compara con Macomber, el personaje de
Hemingay que sale a cazar un león con miedo, pero igual lo mata, y agrega:
“Todos tenemos que cazar un león. Algunos hemos llegado a hacerlo. Pero
temblando”; y PAM filosofa dialécticamente
que del miedo nacen los valientes; del fracaso, el triunfo; y del
infortunio, la dicha.
87
Al principio de la revolución cubana ambos
escritores fueron invitados a un fusilamiento, pero declinaron la invitación
“porque a la muerte y al amor no se les
puede mirar por el ojo de la cerradura”.
PAM fue simpatizante de las revoluciones comunistas,
pero luego las rechaza por ser sectarias y dogmáticas .No acepta que estos
movimientos políticos confíen el poder a un solo jefe, con cuya desaparición
una burocracia gris y férrea pretende eternizarse. Critica que en los regímenes
de corte comunista se limite la libertad de expresión recurriendo a eufemismo y
al idealismo semántico. También critica irónica y duramente a los falsos
revolucionarios que no beben champaña en público argumentando el sufrimiento
del pueblo, pero si lo hacen en privado al menos que lo prohíba un problema
cardíaco”.
88
PAM se
refiere al caso Padilla, encarcelado en Cuba por sus ideas (1971) que dividió a
los intelectuales de la época. Muchos no dudaron en ver que la revolución
cubana estaba tomando un rumbo autoritario y represivo( Vargas Llosa y más de
medio centenar de escritores protestaron
contra el régimen de Fidel Castro); otros como el propio Gabo, callaron; pero
Julio Cortázar era el más radical a la hora de seguir apoyando a Fidel Castro
.Esto le valió el calificativo de “viejo
verde de la política”: “porque llegó al compromiso con la revolución , con la
izquierda y con el socialismo a una edad crepuscular, pero con el fervor
enteramente acrítico de un adolescente”.
89
Plinio Apuleyo Mendoza y Gabriel García Márquez
tenían opiniones distintas sobre las revoluciones latinoamericanas; pero
seguían siendo buenos y viejos amigos a pesar de esas diferencias políticas
“porque se han acostumbrado a no tocar el tema, salvo por un ocasional
intercambio de bromas”.
90
PAM recuerda que cuando acompañó a Gabo en Estocolmo
para recibir el Premio Nobel, éste le murmuró, sorprendido ante la parafernalia
de la ceremonia con luces, flores y trajes de etiqueta: “Mierda, esto es como
asistir uno a su propio entierro”.
91
Fernando Báez en su importante obra “Historia
Universal de la destrucción de libros” dice que un biblioclasta es aquel que
destruye libros .Grandes prensadores fueron biblioclastas. René Descartes
sugirió a sus lectores quemar los libros anteriores a su nuevo método. Igual
petición hizo el filósofo David Hume. Borges escribió que la renovación del
presente consistía en quemar el pasado por eso de tiempo en tiempo era
necesario destruir la biblioteca de Alejandría .Platón e Hipócrates, el padre de
la Medicina, también quemaron libros.
92
Viajo al
“Encuentro de escritores de la Región Guayana” en homenaje a Argenis
Daza Guevara. El taxi tarda. Llamamos a otro, pero el primero llega con diez minutos
de retraso. A las 6 estoy en Dos Caminos. Miguel Pérez, Director del Instituto de Cultura del Estado Cojedes
me recoge a las 8 am. Maneja un chofer al que llama Platillón, cuyo nombre
verdadero es Domingo. Lo de Platillón tal vez deba a una calva prominente. El
viaje es largo: Dos Caminos-EL Sombrero-Chaguaramas-Valle de la
Pascua-Tucupido-Zaraza- Aragua de Barcelona- Anaco-Maturin- Tucupita. Llegamos
a las 7 pm con mucha lluvia. Alguien dice que el tiempo lluvioso en Tucupita
puede durar tres días seguidos. Nos alojamos en el Hotel Saxxy en la entrada de
la ciudad. El hotel es un conjunto de pequeñas casas como el hotel los Morros.
Tiene piscina y está a orillas de una
entrada del Orinoco.
93
Casi a las
8 de la noche nos reunimos en la Casa del Artista Plástico al lado de la plaza
Bolívar para la inauguración del evento. En esa casa hay una exposición de
pinturas. Me llama la atención algunos cuadros con gallos de lidia: allá un
giro en pose elegante, bien afeitado y como presto para la batalla; en otro
extremo, un zambo con sus afiladas espuelas. Mientras esperamos el inicio de la
jornada cultural nos brindan whisky en
vasos de cartón con hielo. Antes, Miguel y yo bebimos unas cervezas en una
licorería cercana.
Sael
Ibáñez presenta la Revista Nacional de Cultura. Alexis Marín habla de tópicos
antropológicos en la región. Miguel Pérez presenta mi libro “El credo estético
literario de Argenis Rodríguez”. Dice que no le gusta el título pero alaba el
contenido. Cita varias frases de Argenis y lamenta que no se haya realizado un
análisis del “Vuelo de los Gavilanes”, una novela de Rodríguez .Al finalizar le pregunto por lo
del título y me dice que eso lo hizo sólo por polemizar. “Cuerdas del Orinoco”,
un conjunto local, ameniza el acto.
94
En la noche cenamos y luego nos vamos hacia
la piscina. No hay luz. Traen varias botellas de whisky y empieza la
conversación bajo una luna pálida y en medio de la humedad dejada por la
lluvia. Balza no vino, dice uno. Otro hace referencias a Rafael Bolívar
Coronado: cuando Andrés Eloy Blanco gano el premio por su Canto a España, Bolívar Coronado le envió un
telegrama: “los astros giran, ¡gírame!”. Me bebo dos tragos y me retito a mi
habitación.
95
Me despierto a las 6 am. Salgo a dar un
paseo. Cinco botellas vacías es el resultado de la jornada etílica de
ayer. Doy varias vueltas a las cabañas. Voy a la piscina, la cual está
muy cerca del río. Muchas lanchas están en un estacionamiento, seguramente para
actividad turística. Una rampa une al hotel con un pedazo de playa. El río
imponente está rodeado de plantas diversas. Garzas y otras aves completan el
paisaje mañanero. Desayunamos y luego nos trasladamos al Instituto Tecnológico
Delfín Mendoza. Emilio Mosonyi, un académico hungaro de la UCV, habla de la
cultura del pueblo warao. Es
antropólogo y conoce varias lenguas. Su
discurso lo hace en warao y traduce luego al español. Se lamenta del daño que
se le hace al ambiente. Habla de las
aguas y la importancia de esa palabra en la lengua warao, la cual es muy
onomatopéyica a la hora de formar verbos relacionados con el agua, por ejemplo:
hay verbos distintos para definir el correr del agua, la lluvia, el agua de la
cascada, etc. El agua es una deidad,
dice el húngaro. Al finalizar saludo a Mosonyi en ruso y me contesta en ese
idioma. Roger Herrera se refiere al significado de la palabra Tucupita.
Relaciona el vocablo con Tucupido, y la palabra “guará” con Warao. Pero al
indagar con Mosonyi, éste dice que no se sabe el significado de Tucupita y no
ve relación entre guará y Warao.
96
5
Carlos
Yuste habla de las Metáforas que el río trae y cita un bello poema piaroa:
Si tú me
miras
soy como
la mariposa roja;
si me
hablas,
soy como
el perro que escucha
si me
amas,
soy la
flor, que se calienta,
entre tus
cabellos.
Si me
rechazas,
soy como una
canoa vacía
que boga
por el río
y los
peñascos la destrozan.
97
El almuerzo nos lo traen al instituto.
Comemos pescado, ensalada y yuca. Pregunto qué clase de pescado es. Me dicen es
laolao, una especie de bagre o rayado
No tiene espinas porque es de cuero duro, me explican. Comento esta
explicación, y Platillón dice que cuero duro tienen las culebras de agua. Luego
afirma que el almuerzo era, sin duda alguna, de culebra. No lo creo.
El bus
nos deja en el centro de la ciudad. El mercado no tiene artesanía de la región.
Sólo pescados y algunas verduras. Hay un expendio de artesanía, pero de una
cooperativa. Los propios indígenas, que son el 50 % de los habitantes, no
tienen nada. El Orinoco se mete por todas las rendijas del pueblo, por las
calles y sus quebradas, bajo los puentes. Un paseo a orillas de río tiene el
atractivo de un inmenso paisaje acogedor, dos barcos viejos anclados y muchas aves volando. Varios
bustos de héroes de la independencia adornan un recuadro del paseo. Regresó al
hotel en taxi. El taxista comenta que hay muchos vehículos en Tucupita porque
los del gobierno regional los han
adquirido junto a sus familiares.
98
A las 3 pm
recorremos la ciudad y visitamos el mercado cooperativa. Compró algunas cestas.
Los waraos son maestros de la cestería. Vamos a la Biblioteca José Balza para
un recital de poesía. Un bardo explica en un poema lo que debe entenderse por
un presidente: un sapo es jardinero, un
loro es locutor… y un burro es
presidente ; peró aclara diligentemente que su poema tiene vigencia hasta 1998.
Por si acaso. Luego lee otro poema sobre la revolución. Es un poema
onomatopéyico que imagina la revolución como una lucha armada con disparos de
metralleta, pistolas y otros aperos bélicos: la revolución es shiiii, pam, pam,
pam pum pun, ratatatatatatatatata…
99
Interviene una mujer. Habla en versos de su
hoja curricular. En otro de sus poemas enumera algunos productos alimenticios.
Platillón abandona el recinto y murmura que eso parece una lista para hacer
mercado. Esto es una vaina de locos, remata mientras mastica tabaco juntado con
chimó aliñado y cubierto de miel para
fortalecerlo.
100
Una poetisa delgadísima, con lentes y que a
cada rato enciende un cigarrillo, lee unos versos feministas en los que define
lo que es un amante. Me gustan esos versos. Otro poeta pide ayuda para leer su
obra. Pronuncia una letanía y el público debe decir “amen” después de cada
párrafo. Así lo hacemos y nos queda un sabor de que estamos rezando en una iglesia. Una joven warao habla
de la poesía en las canciones de su pueblo. Entona una música bella y canta en
warao. La canción se llama “el amigo garza”. Le pregunto luego el significado:
“garza tu comida es un camarón y cuando no lo consigues aquí te vas a otro
lado”. Otra joven lee sus versos
dedicados a su padre muerto. Mirian, la esposa de Miguel Pérez, ve un parecido
entre esos versos y la canción “viejo mi querido viejo”. Pérez lee sus
versos dedicados a su abuela de 103
años.
101
Salimos.
Recorremos la ciudad. Bajamos al río por el paseo. Varias lanchas cruzan las aguas. La gente
visita los kioscos que expenden comidas. La ciudad está sucia y es un mosaico
de contrastes. Una villa se conjuga con un rancho de cinc. Cinc por todos los costados y en el techo; pero
con antena parabólica y un aparato de aire acondicionado. Paradojas de la
posmodernidad.
102
En la cena converso con Luis Camilo Guevara.
Recuerda las veladas en la Casa del Escritor con Caopulicán Ovalles y Eli
Galindo. Eso era terrible, empezábamos
desde la mañana, sin comida. Eso no lo aguanta nadie; en los últimos
tiempos ellos bebían sólo vodka, algo difícil de pasar , aguardiente puro; pero
era muy romántico, dice Luis Camilo.
103
Converso
con Mosonyi. Habla de las lenguas, del sánscrito, del periodo dravídico, de los
tipos de lenguas y el origen de las mismas.
104
Conozco al poeta Jaime Ramos, de Monagas.
Confiesa que la poesía le ayuda enormemente
para luchar junto a su hijo Jorge, enfermo de carcinoma. Ha escrito
varias poesías sobre el tema .De su poemario “Me mantengo en rebelión mientras
duermo” copio “Vamos”:
vamos
Jorge
vamos a
ser fuertes
vamos a
darle duro al carcinoma
vamos a
sacarlo de jonrón de tu cuerpo
que se
vaya lejos
donde
estas lágrimas no sepan jamás de él
que se
vaya lejos como un foul de Sammy Sosa
o de
nuestro Bob Abreu
que se
vaya lejos de todos los niños
lejos de
todos los hombres
vamos
Jorge
vamos a
patearlo duro
vamos a
romper la red
como lo
hace Ziddane
como
nuestro Arango
como sólo
los niños lo saben hacer
vamos
Jorge
que Dios
está en nuestro equipo
vamos
105
A las diez de la noche emprendemos el viaje
de regreso. En la entrada de Maturín nos sorprende un accidente. Dos gandolas y
una buseta se dan un encontronazo. El chofer de la buseta muere y nosotros
perdemos casi tres horas detenidos en medio de la carretera y bajo la lluvia.
106
En el El Furrial nos detenemos un rato en un bar de
mala muerte. Son las tres de la madrugada y unas puticas beben cervezas con
quien parece es su jefa. Miguel comenta el hecho y habla de una generación
perdida. Luego, al amanecer, lee el prólogo de su publicación “Gran pulpería del libro”. Es una excelente
obra y yo tengo en mente extraer párrafos sobre el amor a los libros y la
cultura para leérselos a mis
estudiantes.
107
Después de cruzar Valle de la Pascua vemos
otro accidente: un chofer de gandola yace atrapado entre hierros.
108
En un viaje se aprende bastante, tanto de la
vida como de la muerte.
109
Hablo
de libros porque me han acompañado desde mi infancia. Mi padre
me enviaba a comprar su periódico (El Nacional) y de regreso yo caminaba
lentamente para hojearlo. De allí me viene el amor a la lectura; y desde esos
tiempos cargo un libro para hacer una diligencia en la ciudad o cuando viajo.
Antes leía en el taxi, en el bus, pero ahora no puedo hacerlo: me produce
vértigos. Pero leo sin problemas en avión.
He
participado en presentaciones y bautizos de libro. He hecho prólogos de libros
y he publicado libros de otros autores. He ganado algunos premios con mis
libros, los cuales he dedicado a mis padres, mi esposa, mis hijos y mis nietos.
Pienso que con el correr del tiempo, luego de muchos años, cientos de años,
alguien sabrá de nuestro paso por la existencia al ver nuestros nombres en un
libro viejo; y aquí recuerdo un poema de Andrés Eloy Blanco que solía recitar
con los amigos en mis años mozos en Las Mercedes del Llano :
Releyendo
viejas cosas
y evocando
cosas idas,
entre
amarillentas rosas
y
epístolas desvaídas…
(Coplas
del mor viajero)
110
Al frente
de la fundación para la cultura del estado Guárico (Fundaculgua) publiqué 10
libros. Luego como presidente de la Editorial Guárico publiqué 44 libros de
escritores guariqueños, que gracias a
estas publicaciones fueron incluidos en el Diccionario Abreviado de escritores
venezolanos.
Como
profesor universitario publique 3 manuales de historia de la medicina: Manual
de Historia de la Medicina Universal, Manual de Historia de la Medicina en
Venezuela y la Historia de la Medicina en el estado Guárico.
111
Tenemos
tres grandes personalidades nacidas en el estado Guárico con importante
proyección nacional: Julio de Armas, Ernesto Luis Rodríguez y Argenis
Rodríguez.
Julio de
Armas, nacido en Guayabal, fue rector de la Universidad Central de Venezuela,
ministro de Educación y presidente de la Academia Nacional de Medicina. Fue
quien reabrió la Universidad de Carabobo, luego de un largo cierre. Fui a su
hacienda cerca de Las Mercedes del Llano y sus hijos me regalaron muchos de sus
libros.
Ernesto
Luis Rodríguez es el poeta más famoso de Venezuela después de Andrés Eloy Blanco.
Es muy conocido por su poema “Rosalinda”. “Jugarse a Rosalinda” es una
expresión de nuestro idioma para significar que nos jugamos el todo por el
todo, que estamos resteados para emprender algo; y esa expresión en nuestro
lenguaje se le reconoce a Ernesto Luis Rodríguez, quien no terminó sus estudios
de primaria para ganarse la vida escribiendo poesía. A él le publiqué su
autobiografía “Nunca es tarde”.
Luego que
murió su esposa, Esperanza, con quien había vivido toda una eternidad, me lo
encontré en Caracas. Lo saludé y estaba llorando.
-¿Qué le
pasa poeta?
-Es
insoportable vivir sin la persona con quien has compartidos todos los momentos
de la existencia: los alegres y los tristes.
Por último
tenemos a Argenis Rodríguez, nacido como mi padre en Santa María de Ipire. Yo
era su amigo y su médico personal. En un tiempo llego a convertirse en el
escritor más polémico de Venezuela. Se hizo muy famoso. Pero decía que la vida
era algo terrible y que lo mejor era suicidarse. Sufría de depresiones. En un par de ocasiones me llamo y me dijo:
-Estoy muy
deprimido. Llegó mi hora. Quiero suicidarme.
Le receté
tratamiento para sus tristezas. Lo inyecté yo mismo y mejoró. Se le quitaron
las ideas suicidas momentáneamente.
Cuando
estaba trabajando en Puerto La Cruz me enteré por los periódicos que Argenis se
suicidó colgándose con un mecate. Cuando regresé a San Juan supe que me andaba
buscando para que lo ayudara con su depresión.
¿Por qué
hablo de estos tres personajes?
Porque yo
escribí la biografía de cada uno de ellos, y eso me llena de orgullo.
112
“No le
temo a la muerte/temo a la desaparición total”. Esos versos los escribió el
poeta ruso Mijael Lermantov pensando que no podría publicar sus libros.
113
Una vez
entré a la librería del Palacio de las Academias en Caracas y vi un enorme
libro con el nombre de Diccionario Médico Hispanoamericano. El libro mide 28 cm
de largo, 22 de ancho, pesa 5 kg y contiene 3.300 biografías de reconocidos
profesionales de la medicina que, con su valioso aporte han hecho historia en
nuestros países de habla hispana. Vi el precio y comprendí que no podría
comprarlo; pero al lado estaba el colega Plaza Rivas, quien tomó el libro y me
dijo: te lo regalo.
Me vine para San Juan de los Morros y me puse a ojear al libro y me alegré
cuando vi que cinco médicos guariqueños estaban reseñados en ese gran
diccionario y el reseñador era: Edgardo Malaspina. Los autores del diccionario usaron
mi libro de Historia de la Medicina en el estado Guárico. Los médicos sobre quienes
escribí sus biografías son: Pedro
María Arévalo Cedeño, Doroteo de Armas, Carlos Segundo Madera, Bruno Viana
Castillo y Rafael Zamora Arévalo.
Me
compré una botella de vino para celebrar con Natalia el hecho de que un libro
cuando es publicado ya no te pertenece, sino que rueda por todo el mundo, así
como este diccionario que se distribuye en toda América, España y Portugal.
114
“No
hay libros morales o inmorales. Los libros están bien escritos o no lo están”
(Oscar Wilde).
115
Parece
ser que el poeta ecuatoriano José Mejía no era muy bueno con sus versos, porque
su colega Juan Larrea le escribió el
siguiente cuarteto:
Para
escuchar tus versos ¡Oh Mejía!
los
dioses del Olimpo se reunieron
a
la primera estrofa bostezaron
Y
a la segunda se durmieron.
116
Cecilio
Acosta decía:
-Todo
en la vida pasa y sólo queda lo que está escrito, los libros, la música, todas
las artes.
-¿Qué
queda de Roma? Sus libros.
¿Qué
queda de la Edad Media? Sus crónicas.
117
“Escribe
algo digno de la lectura o haz algo digno de escribir”. (Benjamín Franklin)
118
Los libros
han estado hasta en mis sueños. He soñado que tengo una gran biblioteca y la
dono a una institución. Considero que eso es lo correcto: tener muchos libros y
regalarlos.
Sueño
siempre con librerías, libros. Sueño que escribo. Sueño que hablo de libros.
119
Cuando era
muchacho noté que mi pueblo no tenía una historia escrita. Por eso soñé con
escribírsela. Así nacieron “Perfil clínico de un pueblo en desarrollo”,
“Retazos. Breve semblanza de Las Mercedes del Llano”, “Las Mercedes del Llano:
más de un siglo de historia”, y “Las Mercedes del Llano y su historia”.
Para mí es
un gran orgullo, un logro personal haberle escrito a mi pueblo natal su
historia. Creo que es mi mayor logro. Siento una gran satisfacción espiritual
muy íntima: mi pueblo también tiene su historia. Una historia muy hermosa. Yo
solamente la investigué, la escribí y la publiqué.
120
Estoy recogiendo mis libros para entregarlos a la
biblioteca de la Universidad Rómulo Gallegos de San Juan de los Morros y
Calabozo. Varias veces he realizado ese proceso. La primera vez recogí mis
libros en Las Mercedes cuando supe que viajaría a Moscú. Yo mismo hice una
biblioteca de madera que no era precisamente un modelo de tablas bien pulidas
ni de líneas perfectas. Más bien parecía una obra surrealista trazada por un
aprendiz de carpintería. Pero allí coloqué mis libros de bachillerato y los de
mis lecturas preferidas, entre ellos el primer ejemplar del Quijote que le
compré a la señora Yole. También ubique en ese estante unos frascos con formol
con algunos animales disecados. Una vez capturé un enorme ciempiés que era mi
mejor ejemplar de exhibición y orgullo.
Cuando regresé, después de siete años de
ausencia, la casa era otra. La habían remodelado,
algunos cuartos desaparecieron, entre ellos el mío; y otros cuartos aparecieron.
Mis pertenencias se esfumaron, nadie daba razones de ellas y yo lo acepté con
la resignación del que sabe del destino de las cosas: todo lo existente debe
desaparecer algún día.
121
La segunda vez fue en Moscú, entonces empaquetaba
mis libros y los llevaba al correo. Los reunía en pequeño lotes y lo hacía con
alegría porque me los llevaba hasta Venezuela, y con más precisión hasta Las
Mercedes del Llano.
A los pocos meses de encontrarme en Las Mercedes
empezaron a llegar los paquetes, y yo los abría con alegría. Me compré un
estante metálico viejo y los fui ordenando hasta que se hicieron un montón en
la medida en que los recibía.
En Las Mercedes nos mudamos en varias ocasiones y tantas veces hubo la
necesidad de recoger los libros y trasladarlos. Los teníamos en la sala, en el
dormitorio y en el consultorio.
En San Juan de los Morros vivimos primero alquilados
y más tarde adquirimos la vivienda actual que por ser propia la diseñamos con
un espacio especialmente destinado a funcionar como biblioteca. Natalia dijo
que la misma debía ser de madera fina porque los estantes de metal son fríos
por sí mismos, no acogen ni trasmiten el calor humano y son propios de las oficinas de
gobierno o de las bodegas de baja categoría. Luis Araujo, el mejor carpintero
de la ciudad, la hizo con la maestría que le ha dado fama.
Esa biblioteca se fue llenando de libros, suvenires
de viajes, matrioskas, estatuillas, retratos, piedras y cualquier objeto
curioso que compraba o me regalaban. Los libros los distribuía por tema o
disciplina con una señal visible para encontrarlos inmediatamente cuando los
necesitara. Unos lentes identificaban los libros de oftalmología; un corazón
los de cardiología; la estatua de María Lionza los de mitología; un Tolstoi de
hierro era para los de literatura rusa; y un Lenin identificaba la literatura
marxista; y así sucesivamente. Sólo yo sabía de esa distribución bien
organizada con apariencia de desorden.
122
Pero ahora, cuando una vez más empaqueto mis libros,
es distinto; porque me despido de ellos
de manera definitiva. En la medida en que desempolvo libros siento alegría y
tristeza.
Tomo un libro y lo colocó en la mesa para donarlo.
Leo otro y me digo para mis adentros: es muy bueno debería quedármelo; pero
también razono que si sigo así no me desprenderé de ninguno.
Ojeo un texto y tiene una dedicatoria que hizo el
autor para mí con mucho aprecio y con bellas palabras; y me pregunto ¿es
correcto deshacerme de él? ¿Qué dirá el que me lo regaló si lo ve por allí
rodando?
Todo lo anterior se refiere a los libros en español,
¿y los que están en ruso? ¿qué haré con ellos? Natalia dice que hay que
arrojarlos a la basura porque nadie en este pueblo lee en ruso excepto nosotros.
Tiene razón; sin embargo, hay algo en nuestro interior que dice que es un acto
injusto.
123
Para todos los libros y recuerdos he encontrado una
solución: fotografiarlos y colocarlos en internet. Así estarán siempre con
nosotros cuando quisiéramos verlos y en cualquier sitio donde nos encontremos.
En internet está la verdadera eternidad, dicen.
124
3 de abril de 2018. Martes
Hoy el día ha sido radiante y caluroso. Fui a la
biblioteca de la universidad y entregué a la directora, la Lic. Malula, el
primer lote: medio centenar de libros sobre el Libertador, incluyendo un
ejemplar de 1883 publicado en Buenos Aires con motivo del centenario del
nacimiento de Bolívar. Veinte libros sobre José Martí, el héroe cubano a quien
admiré y admiro desde mi juventud; y veinte libros más de personajes
latinoamericanos muy destacados.
125
Malula quiere darle una nueva cara a la biblioteca y
dice que reorganizará todos sus espacios. Hablamos de la soledad que invade los
aposentos universitarios por la deserción tanto estudiantil y profesoral.
Los muchachos tienen muchas ganas de estudiar pero
también tienen mucha hambre.
-Se ha ido a otros países sin esperar a terminar la
carrera, dice Malula.
Es triste, muy triste.
126
“La vida entera no es en el fondo sino una serie de
obsesiones que hay que liquidar. Nos alimentamos durante algún tiempo de ellas,
hasta que nos asqueamos y después ponemos todo nuestro esfuerzo en eliminarlas.
El contenido de nuestra existencia es una situación continua de obsesiones, a
las que nos aferramos con mayor o menor intensidad. […] El amor, la muerte,
Dios o la santidad, ¿qué son sino obsesiones reversibles? “(Cioran)
Me pregunto: ¿comprar y leer libros es una obsesión como dice el filósofo Cioran?
Cuando estudiaba apartaba una parte de mi beca para
comprar libros cada mes. Luego como profesional hacía lo mismo. Ahora la
obsesión es liberarme de mis libros, pero que estén a buen resguardo.
127
4 de abril de
2018. Miércoles.
La mañana es,
como todos estos días, soleada, calurosa. El cielo es claro y luego se hace gris; y en la tarde cae una lluvia
menuda y triste.
Llevé otro lote de libros a la biblioteca de la
universidad. Me ayuda a cargarlos un trabajador de la misma. Al final me dice:
me voy, no aguanto esta miseria. Me voy al Perú a trabajar de lo que sea.
Todos los días alguien te dice lo mismo: me voy del
país.
Mientras conversamos colocamos los libros sobre un
mesón: mis enciclopedias lujosamente empastadas Espasa y Visor. Fueron mi soporte
cuando hacía mis escritos. Los textos de
marxismo con la obra fundamental de Marx El Capital en tres tomos. Entrego
también un cuadro donde aparecen Marx y su amigo Engels conversando, el primero
de pie y el otro sentado. Ese retrato identificaba la colección de libros
políticos. Una iconografía de Lenin que me regaló Sergio, hermano de Natalia.
Lo desecharon en una oficina cuando cayó el socialismo en la Unión Soviética.
Es un mosaico de madera que hicieron en Mongolia unos soldados rusos. También
regalo un pequeño busto metálico de Lenin.
Los otros libros son sobre homeopatía y medicina
popular, ahora muy de moda porque no hay medicamentos en las farmacias. Allí
están las obras de santa Hidegarda, una monja alemana de la Edad Media que
curaba con plantas y oraciones. Mención
aparte merece el libro de Jerónimo Pompa “Medicamentos indígenas”, publicado en
el siglo XIX y que marcó la pauta en ese tipo de literatura porque todos los
que vinieron después son malas copias del libro de Pompa.
128
Quiero hablar detalladamente de unos libros que
regalé hoy. Se trata de las obras que escribió el Che Guevara.
Eran muy pocas las casas que tenían televisor en Las
Mercedes del Llano. En algunas nos dejaban entrar para ver películas sentados
en el suelo, pagando una locha (12,5 céntimos). En una de esas veladas de
pantalla en blanco y negro escuché por primera vez el nombre del Che Guevara:
lo habían capturado y fusilado. Desde entonces grabé su rostro y me interesé
por su vida y obra.
Cayeron en mis manos algunos folletos
propagandísticos sobre el Che, pegué sus afiches en cualquier sitio, escribí un
trabajo en el liceo sin ninguna profundidad y base, pues no conocía su
ideología; no obstante, llegué a considerarme su seguidor. Así nada más, por
pura rebeldía juvenil.
Leí de un tirón su diario en Bolivia, teniendo como
fondo la canción que Alí Primera le dedicó, y escribí en todos los cuadernos de
estudios una de sus frases más famosas “Otra vez siento bajo mis talones el
costillar de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo.”, la cual cuadraba perfectamente con otra de mis
fiebres de aquella época: la lectura de Don Quijote.
En Moscú
teníamos un afiche del Che, y en
las reuniones estudiantiles, escuchábamos sus discursos, discutíamos de
política y muchos de nosotros tratábamos
de imitar al héroe en sus convicciones, en su físico, en su vestimenta y
hasta en sus actos más osados: algunos abandonaron sus estudios para partir
hacia cualquier lugar donde hubiera un foco guerrillero.
En una clase de Fisiopatología cuando
estudiábamos el tema de la hipoxia
(falta de oxígeno) le pregunté a mi profesor acerca del asma del Che y su
aparente superación, no obstante estar sometido a grandes situaciones de
estrés, físico y mental; además de ser fumador de tabacos, lo que debía agravar
su insuficiencia de oxígeno. La conclusión fue que el Che tenía una voluntad de
hierro. La voluntad de poder, diría Nietzsche.
Cuando
terminé de leer la biografía del Che, escrita por Lavretski, quedé con una
certeza y una duda. La primera se relaciona con su partida de Cuba para pelear
en otros puntos de la geografía universal e implementar su teoría del foquismo:
era muy claro que fue defenestrado por Fidel Castro porque le hacía sombra. Eso
se parecía mucho a lo que le hizo Stalin a
Trotski, Kirov y Bujarin. Por supuesto, que esta historia se repetía de
manera muy subliminal.
La duda tenía que ver con la Medicina: ¿Puede un
médico quitar vidas en vez de salvarlas?
Leí los nueve tomos de las obras completas del Che
Guevara, los cuales llevan por nombre “Escritos y discursos”. Un acto de
heroísmo que no pienso repetir. Por esta obra el escritor soviético Semeón
Chikis afirma que el Che debe ser considerado un médico-filósofo. Los dos primeros tomos (Guerra de guerrillas) tratan
de su participación en la guerra en Cuba junto a Fidel Castro, y es una obra
militar, donde el autor quiere seguirle los pasos a los grandes de ese mundo,
como Julio César. El tercer tomo es el diario de Bolivia. El resto de los tomos
le rinden honor al nombre de la colección
en general: son escritos, artículos y discursos.
Todos estos libros plasman el pensamiento del Che.
Su palabra vaya adelante.
Hay cosas que separan al Che de los que vociferan
que son sus seguidores. Consideraba criminal solicitar afiliación partidista
para conceder un trabajo. Era un asceta, enemigo de los acumuladores de
riquezas y del nepotismo. Renunció a su sueldo cuando fue ministro.
Pero era un Robespierre que pedía sangre, en la que
luego se ahogaría el mismo. ¿Por qué
Fidel Castro lo nombró jefe del cuartel y cárcel La Cabaña para que
fusilara cubanos?
¿Por qué un extranjero debía fusilar a los
nacionales? Creo que hubo mala intención en esta designación. En todo caso el
Che fusiló a casi cuatro mil personas; y en algunas circunstancias las
ejecuciones las realizó él con su propio revolver. Fusilar era una de sus
palabras favoritas. Testigos presenciales afirman que se regodeaba viendo el
paredón de fusilamiento manchado de sangre.
El Che es el responsable de la debacle económica de
Cuba al implementar las teorías del
marxismo, cuyo baluarte, la expropiación, ha resultado un desastre descomunal
en los países donde esta ideología se ha paseado. Marxismo es ruina,
humillación y pérdida de la dignidad humana. El hombre nuevo del socialismo son
las jineteras, los pranes y los
bachaqueros.
Algunos dicen que el Che era un cobarde porque pedía a sus soldados que murieran antes que
rendirse; y sin embargo, él mismo se rindió cuando lo sorprendieron. No asumo
esa posición. El Che era un hombre valiente que luchó y pagó con su vida al
tratar de imponer sus torcidos ideales. Luchó contra el capitalismo, y ahora el
capitalismo se lucra con su figura: su rostro en franelas, gorras y cuadros se
venden en todas partes; y hasta en Moscú hay una venta de carros que lleva su
nombre.
En una clase de filosofía se hablaba del papel de
ciertas personalidades en el desarrollo de la Historia. Intervine y pregunté si
a Hitler se le podía considerar un genio, pues con su palabra y acción había
conmovido al mundo entero. El profesor me contestó que efectivamente Hitler era
un genio, pero un genio del mal…Entonces, reflexioné para mis adentros, hay héroes del bien y también del mal.
El Che se desempeñó esporádicamente como médico y se
enroló como tal en la aventura que Fidel Castro emprendió desde México. En su
Guerra de guerrillas le dedica sólo cinco páginas al tema de la sanidad en la
lucha armada. Ya en el cuartel de la Cabaña las sentencias de fusilamiento eran
sustituidas por una frase: “darle aspirina”. Una forma irónica y macabra de
recordar que alguna vez escribió récipes y de olvidar el hipocrático
mandato de “primum non nocere” (lo
primero es no hacer daño).
En la Historia de la Medicina el Che puede entrar en
la galería donde están Mengele y
Kevorkian . Su nombre pudieran llevarlo los cuarteles, pero no estoy de acuerdo
que se lo coloquen a instituciones médicas.
129
5 de abril de 2018.Jueves.
Empaco los libros en la noche. Les pongo un sello
que atestigua que la donación la hago
yo. Los ordeno según la temática, los coloco en cuatro bolsos grandes; y en la
mañana sólo me resta colocarlos en el carro.; por ejemplo, hoy hago entrega de
una colección de libros clásicos de grandes autores de la literatura y la
historia universal como Shakespeare. Son tomos viejos de tapa dura de color
marrón en muy buen estado. Unos tomos de la Biblioteca Básica Salvat van en
otro lote. Son pequeños y abarcan desde la literatura, la historia, la filosofía
hasta la poesía y los tratados para medicina casera.
Mención aparte son los libros que me regaló Ernesto
Luis Rodríguez con su dedicatoria. Allí están sus manuscritos también y una
carta que me envío cuando le solicité sus obras para escribir su vida. En la
carta me habla de los libros que me obsequia y comenta sobre las obras que no
pudo ubicar. La culmina así: “Perdone esta esquela en papel inapropiado, pero
desde que murió mi mujer, el apartamento es un desastre. Ojalá con este envío haya
podido ser útil a su propósito”.
130
6 de abril d 2018. Viernes.
Hoy llevo los libros de José María Vargas, padre de
la medicina venezolana, junto con su busto. Simón Bolívar lo consideraba uno de
los hombres más puros de su tiempo y lo nombró su albacea; es decir, lo encargó
para que cumpliera su última voluntad con respecto a sus bienes. Además le
solicitó que llevara sus restos a Caracas, lo que Vargas cumplió años más
tarde.
Cuando Vargas fue derrocado de la presidencia en 1835, el golpista Pedro Carujo le gritó: "Señor
Vargas, el mundo es de los valientes." Y Vargas le contestó inmediatamente:
"No, el
mundo es del hombre justo. Es el hombre de bien, y no del valiente, el que
siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra y seguro sobre su
conciencia."
También llevé mi colección de libros sobre teatro.
Fue muy aficionado de los espectáculos teatrales. Natalia dice que su deseo es
vivir en una ciudad donde existan teatros.
Otros libros son una colección de medicina alternativa
sobre plantas medicinales, masajes, dietas y meditación. También obsequié todo
lo que reuní sobre Francisco de Miranda que incluye un tomo de su diario cuando
visitó Rusia en 1787.
Con la directora de la biblioteca recorro todos sus
espacios. Me habla de sus planes para embellecer la institución. Le prometí regalarle unos
cuadros para colocarlos en las paredes.
Hasta el momento en número de volúmenes y documentos
que he entregado asciende a 505.
131
8 de abril de 2018. Domingo.
Ayer llevamos a Frosia para su esterilización y se
nos fue el tiempo hasta las dos de la tarde. Por eso no me ocupé de los libros;
además, en la noche hicimos una parrilla en el techo.
Pero hoy
empiezo desempolvando cosas y ubicando mis papeles. Encuentro unas velas y unas
cajas que se usaron en la primera comunión de Natali y en su bautizo. ¡Cómo
pasa el tiempo!
Me monto en una silla y agarro unos libros sobre los
indios venezolanos. Son 16 tomos y los utilicé para escribir la historia de la
medicina en Venezuela.
Nuestros indios curaban las enfermedades con
canciones para espantar las enfermedades:
Deja que vaya esa mariposa.
Canto para que sueltes todo lo malo,
Todo lo malo que tienes en el cuerpo
Hay unas colecciones de la Academia de la Historia
de Venezuela que me obsequió el propio Guillermo Morón. Tratan de literatura,
temas populares, biografías, etc. Las embalo junto a unos diccionarios que van
desde los de la lengua española hasta de inglés y otros asuntos como un
diccionario de José Antonio De Armas Chitty que se llama Vocabulario Llanero o
de cómo hablan en el Llano. Armas Chitty escribió una pequeña biografía de mi
abuelo italiano Michell Malaspina y fue
maestro de mi padre en Santa María de Ipire. Cuando me presentaron a Armas
Chitty, allá en una reunión de cronistas en Ortiz, me dio la mano y dijo:
-Malaspina es un apellido muy apreciado para mí, es
gente buena que conozco.
Hay un diccionario multigrafiado (como fotocopias)
que publicó el doctor Alberto Rodríguez Morales con el nombre de Diccionario
Rural Médico. Es que la gente de los pueblos tiene su forma peculiar de llamar
las enfermedades. Por ejemplo; obrar es
defecar, echar piedra es vomitar, tener la mona es tener la menstruación, etc.
A mí una vez un paciente me dijo que tenía el cagajón muy duro para explicarme
que sufría de estreñimiento.
El Diccionario Médico Rural tiene una dedicatoria
del Dr. Alberto Rodríguez Morales para su hermano, el poeta Ernesto Luis
Rodríguez.
132
9 de abril de 2018.Lunes
Los perros no comen la perrarina que les compramos;
pero la gata si la come. Le abro la puerta a Frosia, pero no se mueve. Me le
acerco y ella se da vuelta para que le acaricie su panza. Kolobok está alegre
porque sabe que saldrá conmigo a caminar. Nina salta cuando abro la puerta y
sale para sentarse encima del aire acondicionado.
Entregué a la biblioteca los libros que seleccioné
el domingo. Luego llené cuatro bolsas de libros de distintos tipos y tamaños
para regalárselos a Emilio, un vendedor callejero de libros viejos. Lo buscó
por el sitio donde siempre se ubica, pero no está. Voy a su rancho y tampoco
está. Veo por la ventana y noto que hay una cama con un chinchorro. Sobre la cama
hay gran martillo que se parece al de Thor, el dios de la mitología nórdica y
germánica. Ese martillo fue el que tomaron de modelo para uso de los jueces
cuando emiten sus sentencias.
A las dos de tarde salgo nuevamente y encuentro a
Emilio sentado frente a sus libros viejos en la avenida Bolívar. Cuando ve lo
que le traje me dice: “Estoy alegre como niño con juguete nuevo”. Comenta que
ha sido obrero, joyero, músico, alpinista, deportista y muchas otras cosas;
pero por sobre todo es lector, pasión que le viene desde su infancia porque sus
padres tenían una biblioteca en la casa. “No puedo vivir sin leer. Los libros
para mí son una locura.”, afirma.
Hoy entregué a la biblioteca 99 libros, y con los
anteriores asciende la donación a esa casa de estudios a 604 libros. A Emilio
le di 200 ejemplares. Por todo he extraído de mi biblioteca 804 libros.
También regalé a la biblioteca de la universidad un
retrato de José Francisco Torrealba, epónimo del Programa de Medicina; otro de Imhotep, el primer médico de la historia que
vivió en Egipto hace casi cinco mil años; y dos afiches montados con vidrio de
eventos médicos realizados con el auspicio de la universidad.
En la tarde asisto con Frank Holder a una reunión
política en casa de una amiga. Tiene muchos suvenires de viajes y artesanías
originales, incluyendo de tribus indígenas. Mientras tomamos el té y escuchamos
a Mozart observamos sus adornos, sus
discos musicales y sus libros. Ella nota nuestra curiosidad y dice: “No sé qué
haré con todo esto. Planeaba regalarlo a la biblioteca central, pero de allí se
roban las cosas”. Y yo pienso que después que distribuimos esos pequeños
objetos que han llenado nuestras vidas, ya no importa el destino que tendrán porque no podemos manejar
el futuro. Uno cumple con lo que le dicta la conciencia: regalar para que
otros, aunque sea una sola persona, disfruten del placer de la lectura y de la
contemplación de lo que una vez nos perteneció y embelleció nuestras moradas. ¡Por
lo visto estoy aprendiendo el arte del desprendimiento de las cosas materiales!
133
10 de abril de 2018. Martes.
Busco mi colección de libros de ajedrez. Tengo más
de una veintena. Allí están los libros de Uvencio Blanco, obsequiados por el
mismo. También está uno de Capablanca, el mejor ajedrecista del todos los
tiempos. Tengo libros de Alekhine, Laske
y Kasparov. Tengo juegos de diversos tipos. Cuando estaba en Moscú en 1978
ocupé el primer lugar entre los extranjeros en el Campeonato de ajedrez de la
Facultad de Medicina. Me convertí el primer campeón de ajedrez de la
Universidad Rómulo Gallegos en el 2006 en los II Juegos Laborales. En Barinas
en el 2010 gané medalla de oro en los XXX Juegos Deportivos de los colegios de
médicos de Venezuela. En otras ocasiones he ganado bronce y plata.
En cada una de esas competencias adquiría libros
sobre el ajedrez; y esos libros son los que dono hoy.Encuentro
un libro que habla de las jugadas con los caballos completamente destruido por
las termitas. Eso me recordó la finitud de la vida y de las cosas. Todo va
hacia la destrucción. Cuando vivía en Las Mercedes tenía mi consultorio en la
propia casa que al mismo tiempo era mi biblioteca. Noté unos caminitos de color
marrón que sobresalían en las paredes. Los contemplaba y me parecían
misteriosamente hermosos. Los deje allí hasta que descubrí que era senderos de
termitas. Muchos de mis libros desaparecieron en ese entonces bajo el voraz apetito de esos animalejos que vuelan y
también se arrastran. Estaba muy amargado y les dediqué un poema:
Formaron
parte de mi vida
con sus
líneas prominentes en la pared.
Estaban
erguidas como buscando el cielo
y tenían
el algo acogedor de las cosas extrañas.
El color
de los bueno, caoba
se hizo
más natural
y por eso
convivimos largamente,
Luego
noté el vacío
el aire
cavernoso.
Tuve
miedo. Un miedo terrible
como
cuando piensas que verdaderamente
no tienes
alma.
Querían
la destrucción de mi alma.
Se
desvanecieron junto a la ingratitud.
134
Encuentro un libro autografiado por su autora,
Edelmira de La Rosa, campeona nacional
de ajedrez y representante de Venezuela en olimpiadas mundiales con muy
buen desempeño.
En una ocasión participé en los juegos universitarios en Mérida. Me
correspondió en una ocasión jugar con una profesora porque en esos juegos
participan hombres y mujeres por igual. Cuando estaba ganando la señora empezó a gritar y a llamar al juez
porque yo pensaba mucho mis jugadas. Vino el juez y la señora empezó a gritar
más porque sabía de mi triunfo inevitable y quería alterar las cosas de alguna
manera. El juez dictaminó que debíamos continuar el juego en silencio.
Continuamos y le di jaque mate. Me retiré a mirar los libros en venta. Me
detuve en uno que llamó la atención: “Ajedrez para el desarrollo de la
inteligencia”. Leí el nombre del autor: era la señora que había jugado y
peleado conmigo. Era la campeona que creyó que yo la humille con mi victoria.
Era Edelmira de La Rosa. Compré el libro, me le acerqué con respeto y le dije:
me gustaría tener su autógrafo en su
libro. Sonrió y me escribió: “Para Edgardo Malaspina con cariño en estos
juegos…” (Mérida. 20.11.2004). Y así nos hicimos amigos.
135
Uno de los libros que doné hoy se llama “La familia
de Pascual Duarte”, de Camilo José Cela. En la dedicatoria el autor dice:
Dedico este libro a mis enemigos que tanto han hecho por mi carrera”. En
efecto, los enemigos hacen que nosotros tratemos de superarnos porque nos
hablan de nuestras fallas, fallas de las cuales no hablan los amigos. Nunca
olvido esa dedicatoria y no me aterra tener enemigos, porque como dice el
doctor House : “Si nadie de detesta, algo estás haciendo mal”.
Algunos
dicen que La familia de Pascual Duarte es la obra más importante después de Don
Quijote. Leo lo que escribí en la última página de ese libro que terminé de leer
en Las Mercedes en 1993: “Está escrito
de manera muy sencilla, incluso simple pero amena, interesante. Una tragedia
que le puede pasar a cualquiera; sin embargo, no considero que sea la obra más
importante después del Quijote”
136
El
libro Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante está escrito con errores
ortográficos porque así fue la voluntad el autor: no quiso corregirlo para ser
muy original: el único libro del mundo con errores ortográficos con toda la
intención. Al final escribí: La lectura de este libro no fue fácil, pero fue
grata. Mucha nostalgia, mucho juego de palabras, mucha jodedera.(San Juan de
los Morros. Sábado, 19 de junio de 2010).
137
Entregué
un retrato de Galeno, el médico de la Antigüedad más importante después de Hipócrates
y que legó su nombre para identificar a
los profesionales de las batas blancas.
Las
cuentas hasta los momentos son las siguientes: hoy entregué a la biblioteca 80
libros y a Emilio, 150. Entonces la universidad ha recibido 884 libros, y
Emilio. 350. En total los libros donados son 1.234.
138
11
de abril de 2018.
El
cielo amanece nublado y parece que va a
llover. Los perros se alegran cuando salgo porque en las mañanas paseamos. Pero
Frosia no puede ir por lo del reposo de la cirugía. Me marcho con Kolobok, y
Frosia empieza aullar lastimeramente.
El
viento sopla en ráfagas frescas. Cuando estamos a punto de llegar a la villa
olímpica Kolobok se apresura hacia un gato que está en la entrada sentado con
su mano izquierda extendida. Kolobok se desanima, lo ignora y pasa de largo:
claro, el gato muy parecido a nuestro Oreo, está muerto.
139
La
casa es un desorden: hay libros regados por todos los pisos porque los estoy
seleccionando y organizando para la donación.
Hoy
participé en un operativo médico con los
maestros y ubicaron mi consulta en la biblioteca de la escuela. Mientras
esperaba a los pacientes revisé los libros. Algunos me parecieron muy buenos.
140
Entregué
a la universidad los libros que pertenecieron al doctor Torrealba. Son sus
investigaciones sobre la enfermedad de Chagas. El programa de medicina de la
Universidad Rómulo Gallegos lleva el nombre de José Francisco Torrealba, un
médico de pueblo que convirtió su casa en San Juan de los Morros en un
laboratorio con animales de todo tipo para realizar sus experimentos. A mí me otorgaron la condecoración “José
Francisco Torrealba”.
También
regalé un juego de ajedrez.
He
dicho que los libros autografiados debo conservarlos por respeto hacia las
personas que me los obsequiaron. Pero a veces pienso lo contrario; es decir,
que debo también donarlos para que continúen con la rueda de la vida y aparezcan sorpresivamente en manos de quien pueda valorarlos.
141
“Escribe
que algo queda” (Kotepa Delgado).
142
18
de abril de 2018.Miércoles.
Viajamos
a Caracas Natalia, María y yo para la presentación y bautizo de mi libro
“Manual de Historia de la Medicina en Venezuela”.
El
tiempo es lluvioso y fresco. Salimos a las 7 de la mañana y a las diez y media
estamos en el Palacio de la Academias, donde una vez funcionó la Universidad
Central y el Congreso Nacional. Es una
edificación colonial con grandes salones y jardines.
El libro es el primer manual de esa
especialidad en el ámbito académico en nuestro país y recoge mi experiencia como
docente en la Universidad Rómulo Gallegos, en esa disciplina, incluida en
los programas de las escuelas médicas.
El
Manual de Historia de la Medicina en Venezuela, es el complemento de una trilogía escrita por
mí, conformada por el Manual de Historia
de la Medicina universal y el de Historia de la Medicina en el Estado Guárico.
En
mi intervención expresé que el texto publicado no pretende abarcar la historia
de la medicina venezolana en toda su extensión y grandeza, y sólo tiene como
finalidad pedagógica servir de
inspiración a nuestros estudiantes de medicina al proporcionarles una pequeña
muestra de la misma, porque como dijera
Claude Bernard : “No se puede conocer bien una ciencia si se desconoce su
historia”, palabras que reforzó con otras de Arturo Uslar Pietri, quien solía
decir que vivir sin historia es lo mismo que vivir sin memoria.
El
libro fue bautizado por el Dr. Luis Herrera García, presidente de la Sociedad
Venezolana de Historia de la Medicina, con pétalos de crisantemo. En la mañana,
a las cinco y media, María y yo vamos a la venta de la Colonia Tovar, para
comprar rosas. No hay rosas. No las traen porque están muy caras. Por eso
compramos crisantemos. Pero cuando estábamos en el Palacio de las Academias
unos colegas argumentaron que esa flor
simboliza la felicidad, la alegría, la sabiduría, la honestidad y la nobleza.
El acto cultural se efectuó en el salón de
sesiones de la Academia Nacional.
Luego
del bautizo brindamos en la sede de la
Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina con vino tinto y unos pasapalos que preparó Natalia. Nos
regresamos a San Juan y compramos carne en vara y más vino para seguir
celebrando.
143
21
de abril de 2018. Sábado
Hoy
por primera vez paseo con Frosia luego de la operación. Los dos perros están
muy limpios porque María los bañó ayer.
Natalia
me cuenta que Kolobok “es muy mala persona” porque ella les dio dos huesos: uno
para él y otro para Frosia. Pero Kolobok le arrebató el hueso a Frosia y lo
tapó con su barriga, mientras ruyía su propio hueso. Cuando Frosia se le
acercaba para reclamar su bocado, entonces Kolobok le pelaba los dientes con un
sonido carrasposo para demostrar fiereza y enojo. Frosia entornaba los ojos
hacia arriba como buscando ayuda, y luego se retiraba a un rincón con mucha
resignación.
144
Los
libros pueden servir para todo, hasta para demostrar desprecio. Encuentro un
libro muy grueso y pesado: La victoria estratégica, escrito por Fidel Castro,
el dictador cubano que humilló y sometió a la miseria a su propio pueblo por
más de medio siglo. No leeré ese mamotreto inútil, pendón de la vergüenza y la
infamia. ¿Y qué haré con ese bulto de mentiras? Pienso, pienso y pienso. Mi
cabeza da vueltas y la silla donde me siento también. Entonces noto que una de
mis mesas tiene una pata más corta y se me ocurre una brillante idea: coloco el
librote debajo de la pata coja, y en efecto sirve de maravillas: mi mesa ahora
está muy equilibrada y puede cumplir sus funciones sin temor a que se resbalen
los implementos que la cubren. Por eso repito: los libros pueden servir para
todo.
145
Preparo
en un saco para entregar a la biblioteca de Las Mercedes del Llano algunas
enciclopedias escolares y unos libros,
de autores de mi pueblo publicados por mí. Hay dos ejemplares de una famosa
revista infantil y con la cual estudié: Tricolor. Una colección de Tricolor
está empastada y perteneció al Dr. Julio de Armas. Seguramente la obtuvo cuando
fue ministro de Educación. La otra es moderna y también tiene una
encuadernación dura de lujo.
Los
libros de poesía son para la Rómulo Gallegos: muchos de Lazo Martí, Alberto
Arvelo Torrealba, Andrés Eloy Blanco, Nicolás Guillén, Pérez Bonalde , Sánchez
Peláez, Prévert y Asunción Silva. Este último es un poeta colombiano famoso por
sus poemas denominados nocturnos. Se suicidó a los treinta años de un plomazo
en el corazón. Al lado de su cadáver encontraron un libro: El triunfo de la
muerte.
De
Juan Antonio Pérez Bonalde recuerdo que en bachillerato me encargaron recitar
uno de su poema (Vuelta a la patria) en un acto cultura dedicado al día de las
madres. Y desde entonces me sé de memoria algunas de sus estrofas. En el poema
el autor se refiere al hecho doloroso de que su madre murió cuando estaba en el
extranjero. No entiendo porque en un día considerado alegre me dieron la tarea
de recitar esos versos tristes. Sin embargo, ahora los hago míos porque al
regresar de un viaje a Europa en el 2014 planeaba ir a Las Mercedes y
entregarle unos regalos a mi madre…y jamás pude hacerlo porque ella murió antes…
VUELTA
A LA PATRIA (fragmentos)
Madre,
aquí estoy; de mi destierro vengo
a
darte con el alma el mudo abrazo
que
no te pude dar en tu agonía;
a
desahogar en tu glacial regazo
la
pena aguda que en el pecho tengo
y
a darte cuenta de la ausencia mía.
Madre,
aquí estoy; en alas del destino
me
alejé de tu lado una mañana
en
pos de la fortuna
que
para ti soñé desde la cuna;
mas,
¡oh suerte inhumana!
Hoy
vuelvo, fatigado peregrino,
y
sólo traigo que ofrecerte pueda
esta
flor amarilla del camino
y
este resto de llanto que me queda.
146
23
de abril de 2018. Lunes.
Hoy
es el Día Internacional del Libro. La fecha se escogió porque en 1616 murieron
ese día Cervantes, Shakespeare y Garcilaso de la Vega.
Nos
reunimos en una sala que ahora denominan de lecturas diversas en la biblioteca
de la Universidad Rómulo Gallegos. Tiene estantes con los libros que he estado
donando. Están la directora, el vicerrector académico, algunos profesores y la
prensa. La inauguración del acto la hace el vicerrector Severiano. Luego
intervengo yo. Habló de lo que vengo escribiendo en estas notas: los libros y
su importancia. Dono mi colección de libros del Quijote, que en total son 24.
Hay Quijotes para niños, jóvenes, adultos y viejos.
Empecé
estas páginas hablando del Quijote y las estoy redondeando con el Quijote.
147
25
de abril de 2018.Miércoles.
Mientras
reviso los libros me entero que murió Levy Rossell, actor, dramaturgo y director de teatro
venezolano, muy famoso. Por breve tiempo fue director de cultura de la
Universidad Rómulo Gallegos en San Juan de los Morros. Nos hicimos amigos.
Organizó muy buenas tertulias literarias. Me regaló sus libros. Encuentro uno
de ellos autografiado: Levy Rosselll. Vida y obra en el teatro. Me llamaba “Buena
espina”, y así me lo escribió: “Para el amigo de Buena espina, con
afecto”.(21.3.2001).
148
Una
vez me invitaron a una casa de campo. Cuando
llegué observé llamas y humo en la lejanía: estaban quemando los libros del amo
de la finca que había muerto recientemente. Era un erudito muy conocido en el
país. Publicó muchos libros de su propia autoría; y a lo largo de su prolongada
y fructífera carrera académica construyó una enorme biblioteca. Los hijos le
prometieron que la conservarían como una forma de perpetuar su memoria. Sin
embargo, luego cambiaron de parecer por razones prácticas: necesitaban espacio
para remodelar la casa y adecuar sus ambientes en concordancia con sus gustos y
pareceres arquitectónicos. Los libros estaban demás y por eso se convirtieron
en pirómanos biblioclastas: destructores de libros.
En
esa hoguera ardieron y se esfumaron muchos años de ciencias y artes en pocos
minutos.
149
Visite
a un poeta anciano en su casa. Estaba leyendo rodeado de libros. Su casa tenía
libros hasta en la cocina y las escaleras. Era un ejemplo típico de cómo los
libros sacan a una persona de su casa. Le comenté sobre la pira de libros. Su
rostro se llenó de asombro y estupor. Giró su cabeza y posó su vista lentamente sobre los estantes
atiborrados de tomos de diferentes tamaños y colores. Suspiró profundamente, y
me dijo: Con los míos eso no sucederá. Al poco tiempo murió y sus libros fueron
lanzados a la basura.
Los
libros no se pueden tirar a la basura,
dice Augusto Monterroso , y remata: porque eso no es digno de la persona ni de
los libros ni del basurero
¿Por
qué muchos piensan que su biblioteca les
sobrevivirá si la más famosa de todas ellas en la Antigüedad, la de Alejandría,
fue arrasada por el odio y las llamas?
Entonces ¿por qué una insignificante biblioteca pueblerina debe trascender?
Por
eso recalco: mi donación de libros la hago por convicciones filosóficas y
prácticas: nada es eterno y una biblioteca puede perpetuarse si se integra a
otra y así poder continuar su existencia en otros anaqueles ,de mano en mano,
bajo los futuros ojos múltiples y las infinitas lecturas de la posteridad.
Mis
libros cumplieron su función personal, ahora los comparto para que se
conviertan en un bien colectivo.
La vida me ha enseñado que lo mejor es desprenderse
de lo material a tiempo, de manera creativa y ordenada.
150
Dar
es una de las leyes espirituales que mueve al mundo, según Chopra, porque
permite el flujo de la energía universal
y la armonía entre el macro y el microcosmos.
Dar
un libro es apenas un pequeño gesto; pero parafraseando a Schumacher
“lo pequeño es hermoso”.
Sobre
todo si se da con buena intención, porque así relegamos el materialismo,
anteponiendo los ideales de solidaridad.
Augusto
Monterroso cuenta como en 1955 visitó a Pablo Neruda en su casa de Santiago y
noto que tenía pocos libros porque los acababa de donar a una universidad.
Monterroso
termina con esta frase impactante: “El poeta se dio ese gusto en vida; único
estado, viéndolo bien, en que uno se lo puede dar”.
FIN
DE REFLEXIONES SOBRE LOS LIBROS
Suscribirse a:
Entradas (Atom)